En «Tenet», Nolan vuelve a un tema interminable: el tiempo

El pasado y el futuro y la coexistencia de ambos en el presente, Nolan lleva la situación al extremo para convertirla en una experiencia inmersiva de acción y espionaje internacional

Ciudad de México (N22/Rodrigo Peredo Rangel).- Tal y como lo sugiere el palíndromo del título, Tenet transcurre en un universo que podría leerse al derecho y al revés, de la misma manera que el enigmático cuadrado Sator. Este es el punto de partida para comprender la mecánica del nuevo trabajo de Christopher Nolan. Los personajes se enfrentan a una tecnología que modifica la entropía de la materia y por consecuencia, no solo se altera su estabilidad en el tiempo, sino también provoca que el futuro incida en el pasado y a su vez, estos dos coexisten en un mismo presente [¿DARK?]. Aquellos objetos o personas afectadas por dicha tecnología viajarán en reversa hacia el pasado y para interactuar con ellos, habrá que pensar e imaginar la causa y el efecto que los impulsa. 

Desde los primeros minutos se pone a prueba al espectador y al igual que el llamado “El Protagonista” (John David Washington) descubriremos poco a poco cómo y por qué suceden las cosas. Una constante es la presencia de Neil (Robert Pattinson), a quien desconocemos por completo de principio, pero entendemos que será esencial para el desarrollo de la trama como compañero de equipo. ¿Cómo salvar al mundo y evitar que el futuro domine al presente?, la respuesta la encontrarán ayudando a Kat (Elizabeth Debicki), quien se ve atormentada por formar parte de una relación violenta con uno de los traficantes de armas más peligrosos del mundo. 

Por increíble que parezca, el cineasta británico se aventura a contarnos una historia de ficción aparentemente lineal y alejada de sentimentalismos como los que vemos en cintas previas, ya sea, Inception (2010), Interstellar (2014) o Dunkirk (2017). Sin embargo, una vez más nos lleva a replantearnos la idea de aquello que significa el tiempo, nuestra percepción del mismo y cómo afecta a otros fenómenos intangibles como el espacio. Hemos visto un tratamiento similar en Arrival (2016) de Denis Villeneuve donde, a pesar de no ser la premisa central, la magnitud física del tiempo se describe como un elemento subjetivo en la memoria de los personajes. Por supuesto, Nolan lleva la situación al extremo para convertirla en una experiencia inmersiva de acción y espionaje internacional. 

El ritmo de la película jamás disminuye y en todo momento, el espectador será bombardeado con grandes cantidades de información. Poco se habla sobre la vida de cada uno de los personajes y esto los vuelve planos; difícilmente podremos generar un sentimiento de empatía con ellos. No obstante, las actuaciones de John David Washington, Robert Pattinson y Elizabeth Debicki son dignas de un reconocimiento. 

La música es un elemento medular en los trabajos de Nolan y este rasgo tan distintivo se originó gracias al compositor alemán, Hans Zimmer, quien, por primera vez, después de participar en seis películas consecutivas del director, ha decidido ausentarse por cuestiones laborales. Ludwig Göransson, ganador del Premio Oscar por Black Panther (2018), fue el encargado de musicalizar Tenet y su trabajo no desentona, ni carece de valor; todo lo contrario, nos hará pender de un hilo en cada minuto de la cinta.  

Esta es una de las obras más ambiciosas de Christopher Nolan, considerando que todo se produjo con la mínima intervención de imágenes creadas por computadora. Sin duda alguna, Tenet debe verse en salas de cine para vivir la experiencia completa y, si las circunstancias lo permiten, no dude en disfrutar de ella en su formato IMAX.