A partir de hoy y hasta el viernes compartiremos cinco historias falsas: reseñas de películas que nunca existieron pero de las que hay material de archivo que narran su trama y anécdotas, todo esto se aglutina bajo el título: Fauxtogramas
Ciudad de México (N22/Ana León).- El artista mutidisciplinario Alantl Molina (1977), juega con la realidad, con la mirada y con el sonido. En su proyecto más reciente, Fauxtogramas, tomó una serie de fotografías en las que hace pasar fotos de la vida cotidiana por escenas de películas que no existen.
«Todas las fotos son espontáneas, nunca son montajes y las fotos fueron tomadas por mí. A esas fotos, Paulina Camú y yo, les ponemos subtítulos y les damos un título, año, país y nombre de director o directora. Además, cada fauxtograma tiene una historia, que puede ser la sinopsis de la película o una anécdota de producción o historias de los actores o el director o cosas por el estilo. Acá puedes ver algunas de las fotos de la serie y puedes ver más en el hashtag #fauxtogramas en Instagram; aunque ahí también aparecen algunas fotos que ha subido gente que está siguiendo el proyecto», me describe Alantl vía mail.
En ese mismo correo también nos cuenta cómo es que estas «simples» fotografías intervenidas devinieron una película falsa:
«Hace unos meses el Centro de la Imagen nos invitó a proyectar la serie fotográfica y se me ocurrió que sería coqueto musicalizar la proyección en vivo y decir que esa música era la banda sonora de una de las películas falsas. Yo llevo años haciendo música para cine, entonces convoqué a dos buenos amigos, Uili Damage y Oscar Goldman, hicimos la música y la tocamos en vivo mientras se proyectaba la serie.»
«Ahora, como te decía, todos los fauxtogramas tienen trama o historias de producción y Paulina y yo desde el principio hemos tenido la idea de que eventualmente vamos a reunir todas esas historias en un fotolibro. Después de lo del Centro de la Imagen, una galería emergente de un pintor bastante reconocido en el mundillo del arte contemporáneo (USSR, Un Studio Sobre Revolución**) nos había invitado a hacer otra proyección. El evento se pospuso por la cuarentena, pero el 22 de mayo vamos a hacer una transmisión por su cuenta de Instagram simulando una proyección en una sala virtual a la que la gente puede entrar; y se nos ocurrió que en las dos semanas previas a la transmisión podíamos usar la cuenta de USSR para hacerla pasar por un un falso medio de cine. Ahí vamos a publicar minisinopsis tipo las de Criterion Collection (en la imagen de abajo), anuncios de masterclasses como las de Hans Zimmer, videoreseñas de nuestras películas falsas tipo Cine Aparte de Fernanda Solórzano, pero en formato de 2 minutos; y estamos invitando a un par de personas a que graben videitos de un minuto hablando de una de las películas falsas como si hubieran existido.»
Aquí, la primera de cinco reseñas que en Noticias 22 Digital compartiremos con ustedes, parte de este proyecto de arte contemporáneo. Cintas que nunca han existido salvo en la realidad propuesta por Alantl Molina y Paulina Camú. En un momento donde el presente como lo conocemos cambia a cada instante, qué mejor oportunidad para imaginar y derivar en otras realidades.
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La casa de té (1985, España), de Silvana Muro
Anécdota de la posproducción:
Silvana Muro:
Al terminar la posproducción de La casa de té, Silvana Muro pasó por una depresión que solo años después describió como «nostalgia de haber perdido a sus personajes”.
«Dejarlos ahí, como obra concluida me hizo entrar en zonas mentales muy desoladas. No esperaba salir de ahí; me sentía abandonada y rodeada de personas que no creía que me pudieran entender. Había concluido diez años de trabajo de escritura y reescritura, creación y destrucción de diálogos e ideas. Cuando trabajas tanto tiempo con personajes sientes que existen realmente. Hasta ese momento, haber terminado de filmar La casa de té, a pesar de lo bien recibida que fue, había sido una de las más tristes noticias. Pensaba que hubiera sido más afortunada si en lugar de haberme puesto a trabajar el guion de esa historia, la hubiera dejado solo como una idea: algo para mí, que siempre se quedara en mí. Me fui apagando sin mirar cuánto tiempo había transcurrido.
Seis años después volví a desear construir un personaje. Germán había venido también de una zona oscura de mi mente, por la que quizá transité sin poner atención y sin verlo. Vino en sueños recurrentes, incluso comencé a leer a Jung y a sus discípulos queriendo explicarme el significado de esos sueños. Decía Jung –o sus discípulos– que los sueños significativos nos preparan para la muerte. Nunca entendí cómo, pero pasé años en un aletargamiento que debió ser lo más parecido a la muerte en vida, esperando entender mejor o esperando que ese personaje volviera a visitarme en sueños y se explicara mejor.
Y un día, después de seis años esperando, decidí ponerme a trabajar (en la vigilia). Así filmé Nos han dado la tierra. Y porque temía volver a sentir la emoción más desoladora que he experimentado, seguí filmándola. Se hizo famosa como una de las películas latinoamericanas que han demorado más tiempo en la postproducción. No quería terminarla nunca, y solo lo hice porque ya había pensado en la secuela y en desarrollar otro personaje salido de ahí: Germán, el anarquista. Hasta ahora no sé de cuántos capítulos se compondrá la miniserie. Pero siempre que pueda evitaré volver a sentir ese vacío que deja el adiós de un personaje que no volverás a crear».
**USSR (Un Studio Sobre Revolución) estará presentando una proyección virtual de la serie musicalizada en un faux live a través de su cuenta de Instagram: @ussrmx, donde además se estarán publicando materiales de la Colección Discernia, el archivo fílmico que difunde los Fauxtogramas.
Imagen de portada: La casa de té