Musicalizan la estructura protéica del SARS-CoV-2

Especialistas del MIT asignaron un equivalente musical a cada proteína y forma estructural del nuevo coronavirus

Ciudad de México (N22/ Redacción).- A principios del mes de abril, el profesor Markus Buehler y sus colegas del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), Estados Unidos, asignaron un equivalente musical a cada proteína y forma estructural del virus SARS-CoV-2 que, al combinarse, genera una secuencia sonora, aunque no lo crea, bastante relajante. «Estas estructuras son demasiado pequeñas para que el ojo las vea, pero pueden ser escuchadas», dijo Buehler a medios locales.

En una nota publicada en ABC News, el músico e ingeniero Markus Buehler comentó que nuestros cerebros son muy buenos procesando el sonido, capaces de distinguir características como tono, timbre, volumen, melodía, ritmo y acordes.

Junto con su equipo analizó la estructura vibracional de la proteína, y declaró que las vibraciones pueden cambiar con la temperatura, además de ser un posible indicador sobre los motivos por los que el SARS-CoV-2 tiene una tendencia más pronunciada hacia las células humanas que otros virus.

Puesto que la composición de la “corona” del virus implica tres cadenas de proteína plegadas juntas en patrones intricados, su organización es particularmente compleja. El volumen, la duración y el ritmo de las notas reflejan la manera en que se acomodan los aminoácidos que componen las proteínas, y las cadenas enredadas se presentan como melodías que se intersectan.

«Se necesitaría un microscopio muy potente para ver los detalles equivalentes en imagen, y no podríamos verlos todos al mismo tiempo. El sonido es una manera muy elegante de acceder a la información almacenada en una proteína», opinó el ingeniero.

Este desarrollo ha resultado en un imaginario de propuestas sobre la utilidad del método. Por ejemplo, se propone buscar una nueva proteína que combine con la melodía y el ritmo de los anticuerpos que podrían interferir con la capacidad infecciosa del virus, aunque científicamente no es muy realista.

MUSICALIZACIÓN DE PARTÍCULAS

La mayor contribución de este desarrollo radica, no en las aplicaciones científicas reales, sino en la creatividad con que permite perfilar al virus más temido del momento, con una secuencia musical armoniosa y  relajante, así como estimular el imaginario científico alrededor de las posibilidades que se tienen para abordar un problema concreto.

Pitágoras ya usaba la sonoridad como medición para las relaciones numéricas entre diferentes longitudes de cuerda que emitían sonidos consonantes, relacionando notas musicales con números racionales. Matemáticamente se ha explicado que algunos sonidos que son agradables al oído porque las vibraciones guardan una relación de escalas entre sí, llegando, finalmente, a  la idea de que la música es un sistema ordenado de vibraciones en el espacio y el tiempo. Incluso se han encontrado similitudes entre composiciones musicales y algunas figuras geométricas que se hallan en la naturaleza, como los patrones de las nubes y la forma de las costas.

A pesar de la hiperespecialización que impera en nuestros modernos paradigmas de preparación profesional, sobrevive la tendencia de conectar distintos aspectos de la experiencia humana. Dentro de esa línea, la musicalización de partículas tiene antecedentes.

En 2016 se anunció al mundo la creación de Quantizer, un sistema capaz de convertir los datos proporcionados por ATLAS, uno de los cuatro detectores de partículas del Gran Colisionador de Hadrones del CERN, en notas musicales.

Juliana Cherston, en ese entonces estudiante de un posgrado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), y Ewan Hill, estudiante de doctorado en la Universidad de Victoria, crearon el sistema que agrupaba geométricamente los datos, los escalaba, y los movía para adaptarlos a la gama de frecuencias que el oído humano es capaz de reconocer. Una vez completado este proceso, se asignaba a cada dato una nota musical.

Las notas más bajas correspondían a aquellas partículas de menor energía y se escucharon con mayor frecuencia que las notas más altas porque las partículas menos energéticas son más comunes. Con este desarrollo científico, Cherston y Hill debutaron en el Montreux Jazz Festival del 2015.

Por otra parte, años antes, alrededor del 2010, en el mismo CERN se simuló la sonorización del Bosón de Higgs, que pretendía poner en guardia a los que esperaban la aparición de The Goddamn Particle (La partícula de Dios), a modo de que la reconocieran musicalmente cuando hiciera acto de presencia. Cabe señalar que esto no jugó ningún papel en el reconocimiento del Bosón.

Sin embargo, ya decía Max Planck (el primero en referir que las partículas se comportan como ondas o vibraciones), que la ciencia es una labor de desarrollo progresivo que apunta hacia algo que la intuición poética puede aprehender, pero que el intelecto nunca podrá asir por completo.