Muchas propuestas culturales independientes ya sea espacios, librerías, editoriales, entre otros, se han unido a #CrisisCompartida; otras tantas, se mantienen lanzando propuestas en solitario frente a la crisis por COVID-19
Ciudad de México (N22/Ana León).- ¿Cómo afrontarán la crisis sanitaria los equipos de propuestas culturales independientes? ¿Cómo resistir a este escenario cuando ya de por sí el de la vida cotidiana no es tan fácil de encarar? ¿Cómo mantenerse a flote? Muchas propuestas culturales independientes en “condiciones normales” sortean el ya de por sí no tan fácil camino de la supervivencia. Editoriales, espacios de reunión para presentaciones de libros, librerías, se enfrentan ahora a la suspensión de actividades “no necesarias” decretada por la Secretaría de Salud.
Como vemos en redes y como seguro lo experimentan en la experiencia personal, ¿cómo pasar estos momentos de encierro —aquellos que tienen la fortuna de poder hacerlo— sin leer un libro o ver una película o escuchar música o ver la ópera, sin el teatro, sin la danza? Más que nunca, se evidencia el valor que tienen las artes, las propuestas culturales, para sensibilizarnos, para salvarnos del aislamiento y acercarnos a otras realidades, mantenernos en comunidad ahora que se cuestiona la figura del otro, cuando el miedo al otro, empieza a [re]surgir.
Nos hemos acercado a algunas propuestas culturales para conocer cómo afrontan estos días difíciles. Aquí, la segunda de ellas.
La Tempestad
Revista especializada de análisis, crítica y revisión de las artes en México y en el mundo, La Tempestad lleva 21 años a flote como una propuesta editorial independiente. Su criterio editorial y la revisión puntual y atinada que hacen de la escena del mundo del arte la convierten en un espacio ideal para la reflexión y el análisis, ya que el mundo del arte aquí mostrado, ese comentario que lanzan en cada uno de sus números, no cierra su perspectiva a academicismos, ni a discursos institucionales, sino que se abre a múltiples perspectivas. Sobrevivir así, es difícil, pero se mantienen fieles a esa línea que enuncian: «También las artes cambian al mundo». Aquí responde una de sus cabezas: Laura Pardo.
¿En qué situación estaban antes de la crisis sanitaria? ¿Cómo vislumbraban el panorama respecto al funcionamiento de su propuesta?
2019 fue un año extremadamente difícil para nuestra editorial, donde no solo enfrentamos la crisis generalizada de los medios de comunicación sino un cambio de gobierno en el país, cuya política de gasto aceleró la recesión económica. Encaramos este año con una serie de proyectos y estrategias de renovación de nuestra propuesta con los que proyectábamos mejorar las perspectivas financieras.
¿Cómo ha cambiado ese panorama?
Con el avance de la pandemia en el país y las posteriores medidas de confinamiento (que sabemos urgentes e inevitables) muchos de nuestros proyectos han tenido que posponerse y con ello los patrocinios involucrados. Al mismo tiempo algunos anunciantes potenciales decidieron postergar sus decisiones hasta tener una mejor perspectiva sobre las consecuencias económicas del Covid-19.
¿En qué momento empezaron a cambiar su dinámica de trabajo? ¿Cómo se modificó ésta? ¿Qué medidas han tomado para, de alguna forma, seguir operando?
Por la naturaleza de nuestra labor y con el fin de proteger al equipo decidimos trabajar en casa desde el lunes 16 de marzo. Unos días después, previendo que la salida a la venta de nuestra edición impresa podría retrasarse (con la declaratoria de emergencia los puntos de venta habituales estarán cerrados durante todo abril), lanzamos la modalidad de suscripciones digitales. Lo que recaudemos nos ayudará a afrontar las semanas venideras en este contexto adverso.
Se apela a la solidaridad y varios se han unido a esta propuesta llamada #CrisisCompartida, ¿cómo ha funcionado?
Fuimos invitados a sumarnos por Impronta Casa Editora y le hemos dado difusión a todos los proyectos involucrados. En nuestro caso, por ser un medio y no un espacio, la mayor parte de los apoyos está llegando a través de nuestros propios canales. Creemos que la organización solidaria de la sociedad será clave para afrontar lo que viene.
Mucho empieza a llevarse en digital y en entrega a domicilio, se ha terminado el encuentro físico, la reunión, ¿creen que luego de la crisis sanitaria éste será un modelo que predomine? Se había resistido un poco ya.
La situación sin duda acelerará la digitalización de la economía, pero creemos que luego del confinamiento la gente buscará el contacto y la convivencia con los otros. Ojalá que así sea.
Este momento justo ¿obliga a replantearse la forma en que se genera cultura, propuestas culturales y que se llega a la gente?
Es pronto para saber los efectos duraderos que esto tendrá, por ahora solo se trata de un cambio temporal en los canales de distribución de algunas propuestas.