Franco Félix es un escritor nacido en Sonora que mira el mundo desde la particularidad del humor y la locura. Este año formó parte de ¡Al ruedo! Ocho talentos mexicanos en la FIL
Guadalajara (N22/Ana León).- Sentado en la mesa en medio de dos de las escritoras y uno de los escritores que forman parte del programa ¡Al ruedo! Ocho talento mexicanos, de la 33 Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Franco Félix lee parte de su más reciente novela, como lo han hecho y lo harán el resto en esta mesa que ocurrió el martes 3 de diciembre a las 19:30 horas.
Maten a Darwin (Caballo de Troya) es el nombre de este descabellado relato que juega con el espectador y que provoca una carcajada súbita. Leer a Franco es como platicar con Franco y eso dice mucho, porque su imaginación es heredadera del absurdo beckettiano, equipo al que, de hecho, le gustaría pertenecer.
Franco Félix es un tipo alto que seguro debe pasar el 1.80 de estatura, es ancho y muy serio, pero detrás de esa superficie quizás dura, hay una mente juguetona y una imaginación desopilante. Para describirlo mejor, una anécdota: cuando ordena un café en Starbucks le gusta dar otro nombre, muy serio dice “Juan Rulfo”, otras “Roberto Bolaño”; sólo una vez ha sido descubierto. También habría que decir, que mucho de él demuestra su admiración por David Foster Wallace, y para cerrar con broche de oro, es de ésos que se persignan al pasar frente a un texto de Salinger. ¿Algo más? Creo que esas pinceladas dicen más de él que una descripcion exhaustiva.
Tienes publicados Los gatos de Schörindger, Mil monos muertos, Kafka en traje de baño y Maten a Darwin, y entras en este programa de Ocho talentos, vas en una carrera ascendente, ¿te asusta, te gusta o qué te provoca?
Me asusta pero me gusta, como dice Ana Bárbara. [ríe] Pues la verdad, me asusta un poco. No, más bien me preocupa que haya sido solo un golpe de suerte, un par de libros, o esta suerte de principiante, no sé. Lo que me preocupa es esta responsabilidad que se genera hacia los lectores ¿no? Creo que si de alguna manera con Maten a Darwin dejé una expectativa con los lectores, espero poderla cumplir con el siguiente libro. Es más bien una preocupación por lo que viene después. Creo que si los libros que han salido, como dices, han ido creciendo, no sólo en su robustez, o no sé como llamarlo, en sus complejidades narrativas, sobre todo esta última novela de Maten a Darwin que es extremadamente imbricada y llena de personajes, entonces me preocupa más bien lo que viene más adelante, que espero que a los lectores les agrade.
Hoy justo me tocó entrevistar a Leila Guerriero y una de las cosas que me decía que le llamaban la atención de los escritores de los que hacía perfiles, es que había un sentimiento generalizado sobre perder el talento, ¿a ti en algún momento te ha cruzado esa idea por la cabeza?
Nunca he tenido miedo a perder el talento por que creo que nunca lo he tenido, entonces no puedo temer perder algo que no tengo. Hay una locución latina que dice Ignoti nulla cupido, es justamente que no se desea lo que no se ve. Precisamente nunca me la he creído mucho. Vamos, que pienso que como este programa de la escritura en México es muy accidentado y si bien puedes ser como un autor que tiene un One hit wonder, después ya puedes desaparecer del mapa. O bien por que careces de la calidad que todos pensamos que teníamos, porque luego uno se incluye ¿no?, sobre todo uno es el que se incluye inmediatamente en ese talento. Pero no, más bien soy muy escéptico de mi escritura , muy, muy escéptico. A veces me pregunto cuándo me van a descubrir, cuándo van a descubrir la farsa.
No temo por que pienso que más bien va a ser por voluntad propia, que en algún momento voy a desparecer, que más bien me voy a concentrar en alguna taquería o en algo así [risas].
Tus temas son, la palabra no es rebuscados, son poco comunes; por ejemplo, Maten a Darwin o Mil monos muertos , son una cosa de imaginación delirante ¿Te preocupa que el tema que escribes tenga muchos lectores, que sea leído?
Sí, es curioso, porque a propósito de esta pregunta, ahora estoy preocupado porque justamente los perfiles temáticos de lo que ahora estoy escribiendo en este momento es muy distinto a lo que venía haciendo. Hay razones personales, el fallecimiento de mi madre es sobre todo un punto crucial en mi escritura y justo después de este rompimiento mental –porque hay una ruptura finalmente–, después de que tienes una perdida de este tamaño, la forma como trato de ver la propia escritura es más cercana a lo sentimental, rellenas algunos huecos y algunos vacíos. Es muy común pues que ciertos autores tengan como este punch en los lectores porque terminan por crear una especie de empaste, no sé si espiritual, místico, sentimental, etc. Es decir, como que su escritura viene a completar a los lectores, viene a completar la herida, la fisura que todos tenemos. Y como que yo no había querido ver la fisura, como que les estaba sacando la vuelta. Es un poco una escritura cobarde, pero bueno también me ha interesado mucho el tema de lo absurdo, la mayoría de los tags que hacen sobre mi escritura ponen “literatura de lo absurdo”, “realismo histérico” le llaman o “delirante”, pero pienso que a través de esta perspectiva distorsionada de la realidad es posible ver la realidad. Finalmente la “realidad”, esta cosa que la entrecomillo porque es finalmente una construcción cognitiva, ya de por sí esa realidad es súper frágil y se viene reventando en cada momento. Cada vez que uno no encuentra sentido a las cosas, eso implica un síntoma de que la realidad se fracturó. Cuando no le encuentras sentido a las cosas es que la realidad se fractura y bueno esto pasa constantemente. Al final cuando ya descubres o te explicas la fractura que a ti te está produciendo un malestar, las cosas cobran sentido.
Pero hay autores muy inteligentes que han sabido mirar la herida, echar ahí un montón de ladrillos para cubrir con su escritura y me parece que es como un momento en el que yo quiero mas o menos hacer eso. Finalmente no es para los lectores, sino para mí mismo. A raíz de la pérdida, mi escritura no puede no pensar hacia adentro, no puede no ser autoreflexiva.
Hablando de temas y justo del absurdo o de cómo clasifican lo que escribes, ¿tú aspiras a pertenecer o acercarte a una tradición narrativa?
A mí me encantaría ser del equipo de Samuel Beckett, pero bueno es imposible tratar de pertenecer a una escritura que puede ser que ya haya caducado en términos globales, pero no sé exactamente si mi escritura pueda pertenecer a un grupo. Hasta ahora reconozco algunas particularidades con la escritura de Luis Panin, por ejemplo, que desatiende muchísimo o sus focos de atención no son los temas, digamos, sentimentales o personales, sino que abren una brecha o que son como especies de ventanas hacia una psicología muy perversa y destruida por la misma naturaleza de la realidad. Creo que lo más cercano es el abusurdo. Yo quisiera en algún momento pertenecer al mismo equipo de Beckett, si hay en el otro lado, allá cuando falleces, un equipo, yo quiero formar parte de ése.
¿Pero Panini es más o menos de tu misma edad no?
Es que me refería a los escritores que ahora están trabajando. Panini es del 80, del 79. La mayoría de los autores tienen preocupaciones muy adultas, como que nosotros estamos como niños inmaduros escribiendo cosas que nos provocan, que nos llaman la atención. Somos como ese niño que llega con un palito a picar el cuerpo hinchado, así muerto.
Por último, hablando ya de esta tradición de crear tradiciones, entras en un grupo de ocho escritores, ¿tú encuentras con ellos algunas semejanzas o asumes que los organizadores encontraron algunas semejanzas temáticas o estilos?
Me parece que la selección de los autores está muy bien balanceada justo porque no hay temáticas o conexiones estilísticas ni nada. Hay autores como Lola Ancira que trabaja el cuento desde una perspectiva cercana al horror. Hay autores que tienen una tradición más poética detrás de su narrativa. Yo no sé la verdad qué estoy haciendo ahí, quizá tenían que cumplir con la cuota de la locura o tenían que meter un lunático. Habría que pensar quién fue el lunático el año pasado [rír]. Pero creo que la selección de esta edición de ¡Al ruedo! me parece muy acertada porque hay autores como Rafael Villegas, Jorge Comensal, está Daniela Rodríguez que es muy joven, está Maritza Buendía. Me parece que está completo en ese sentido el programa, hay distintas perspectivas, no sólo a nivel escritura o literario, sino en la forma en la que vemos el mundo. Es bien interesante porque nos permite, al menos a mí me permite conocerlos porque yo estoy lejos de casi todos, estoy en Sonora. Me parece que es más por generaciones y por formas de ver que por lo literario.