Ver con el rabillo del ojo

El Museo de la Ciudad de México presenta la exposición Mario Rangel Faz. Memoria y permanencia, un homenaje al artista que «pintaba y vivía al ras de todo»

Ciudad de México (N22/Ireli Vázquez).- El poeta, ensayista y catedrático Pedro Serrano describe a Mario Rangel Faz como un artista que «pintaba y vivía al ras de todo, como si quisiera no levantar polvo, como si desde ahí se pudiera ver mejor. Estaba todo el tiempo aguantando, tentado, viendo con el rabillo del ojo lo que iba a buscar, fuera esto la extensión de un paisaje o el detalle de una planta de maíz.  No lo guiaba la mirada del miope, que se acerca a los objetos lo más posible para poder verlos con claridad, sino un ojo táctil, como si la materia se le metiera por los ojos, como si le saltara la arena a la cara al pintar las olas, como si de las arremetidas de la cercanía saliera la fuerza de un mundo más experimentado, que de la cercanía saliera la fuerza de un mundo más experimentado […] Pintar en él, nació de un impulso por estar en el mundo, estar con las cosas, con los matorrales húmedos, con la milpa recién alzada, con las plantas de su jardín a las que volvió y volvió obsesivamente, con los paisajes que llenó de colores, con cada uno de los animales a los que se acercó y respetó.»

Es por esto que, a diez años del fallecimiento del pintor, grabador y académico Mario Rangel Faz, el Museo de la Ciudad de México presenta la exposición Mario Rangel Faz. Memoria y permanencia, un homenaje en la que 140 piezas demuestran el trabajo que realizó y las técnicas que utilizó.  

«Mario Rangel Faz fue un artista plástico que participo en la época de los colectivos de finales de los años setenta, principios de los ochentas, es un artista que busco mucho la experimentación, la búsqueda formal y el uso de nuevos materiales», explicó en entrevista José María Espinasa, director del Museo de la Ciudad de México.

Desde el óleo, el grabado, el dibujo, hasta sus apuntes, Mario Rangel sabía que el sentido de sus obras venía de los materiales que utilizaba. Y es así, como la exposición se decidió dividir en cuatro temáticas: paisaje, autorretrato, collage y fotografía intervenida en las que se va demostrando las distintas etapas por las que pasó el artista, desde los finales de los setentas hasta el día de su muerte.

«Murió cuando estaba en uno de sus mejores momentos creativos, consideramos que una retrospectiva como la que se organizó junto con la fundación Mario Rangel Faz, vuelve a situarlo en el momento en que surge toda una serie de nuevas corrientes pictóricas donde el grabado, la cuestión política, el elemento expresionista toman un rol muy importante, esta retrospectiva vuelve a situar a Mario en el panorama de la pintura mexicana de los últimos treinta años», mencionó el director del Museo de la Ciudad de México.  

«Está pensada de una manera que tenga a la vez un sentido histórico- cronológico y a la vez un sentido temático-estilístico-genérico. Uno tiene un golpe visual al llegar a las salas donde en algunas de las tonalidades son en blanco y negro, en cambio, la sala final, es una explosión de color y de presencia del cuerpo. En ese sentido, es una lectura tanto diacrónica como sincrónica, sucesiva y simultánea, al mismo tiempo es un proyecto ambicioso con la distancia que ha pasado desde la muerte de Mario», concluyó Espinasa.

Mario Rangel Faz. Memoria y permanencia, se encontrará hasta el 15 de enero de 2020.

Todas las imágenes: © Ireli Vázquez