Una edición de colección de “El Príncipe” y un estudio del pensamiento de Maquiavelo

Liber publica esta obra de Maquiavelo traducida por Mauro Armiño que incluye un texto introductorio que mira a profundidad y desentraña el pensamiento de su autor

 

Ciudad de México (N22/Huemanzin Rodríguez).- ¿Se puede decir que hay una tradición humanista republicana en Iberoamérica? El doctor Ambrosio Velasco Gómez, investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, asegura que sí. Él ha escrito un texto introductorio para la nueva edición de El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo, se trata de una nueva traducción a cargo de Mauro Armiño que edita Liber.

La editorial de Navarra se ha preocupado por crear libros bellos extraordinariamente  cuidados en ediciones ilustradas con grabados originales en un tiraje muy limitado, por ello en sus tres décadas de historia sólo han editado 50 libros.

La nueva edición de El Príncipe tiene un prólogo de Ignacio Iturralde y un estudio introductorio de Velasco Gómez, quien conversó con Noticias 22 Digital al interior del Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional, en el Centro Cultural Universitario de la UNAM.

“El Príncipe es una de las obras en la historia de la filosofía del pensamiento político, y al mismo tiempo es uno de los libros más tergiversados. Una interpretación muy divulgada es la interpretación maquiavélica, entendida como que no hay valores en la política y que el único fin es mantener el poder, con aquella famosa frase de ‘el fin justifica los medios’ cosa que jamás dijo Nicolás Maquiavelo (1469-1527), pero ahí está la leyenda. Y lo primero que quiero afirmar es que Maquiavelo dedicó su vida entera, su obra entera, a la defensa de la república florentina. Es uno de los grandes republicanos. Las investigaciones más importantes de la segunda mitad del siglo XX así lo confirman, principalmente las investigaciones de Quentin Skinner o John Pocock, por ejemplo, de la Escuela de Cambridge. Esa es la primera tesis: Maquiavelo es un gran autor republicano.”

“Hoy día en que la democracia liberal se encuentra frente a retos difíciles de resolver, está en crisis por su falta de respuesta adecuada, el pensamiento republicano es aire fresco y arroja nuevas luces para reencaminar la vida política. En ese sentido, Maquiavelo es un autor relevante.”

¿Cuál es el rasgo esencial del pensamiento republicano de Maquiavelo?

Él retoma una tradición muy importante como el Humanismo Cívico que viene desde el siglo XV, pero le da un giro con su enfoque realista, que se refiere a realizar con efectividad los ideales de la república. El principal ideal de la república es la libertad del pueblo; y dentro de la comunidad política, la libertad de los individuos. La libertad cívica y la libertad política es el principal valor del republicanismo con el cual está comprometido Maquiavelo.

A diferencia del Humanismo Cívico, y del republicanismo clásico aristotélico y ciceroniano, Maquiavelo se preocupa por hacer efectivo esos ideales, tiene un concepto importante: verità efectuale, que es la originalidad del pensamiento republicano de Maquiavelo. Su compromiso con la efectividad de la teoría, ahí está algo que luego llamarán los marxistas, entre ellos nuestro muy querido y olvidado profesor Adolfo Sánchez Vázquez (1915-2011), filosofía de la praxis. Se trata de una teoría política dentro del ámbito de la filosofía de la praxis.

Eso se reflejó muy bien en Maquiavelo quien decía con orgullo que después de dejar el cargo público tenía menos dinero que antes de estar al servicio del Estado, como un símbolo de su honestidad, pese a que le hicieron fuertes auditorías.

Más grave. Maquiavelo escribe El Príncipe, desterrado de Florencia, no por corrupción, pues fue muy eficiente en sus asuntos de diplomacia y guerra cuando estuvo en el cargo entre 1494 y 1512, sino por estar involucrado en una revuelta republicana contra los Médicis.  Le hacen un juicio, lo declaran culpable, lo encarcelan, lo torturan y lo destierran de Florencia. Así desterrado en 1513, “de un jalón”, en seis meses, escribe lo que él dice es una ¨obrita¨. Él es un republicano austero pero al mismo tiempo sufrió sus convicciones políticas frente al despotismo de los Médicis. Esto confirma su compromiso.

¿Cuál es el enfoque de este libro que se asume con un enfoque a Iberoamérica?

Le decía que El Príncipe se publicó en 1513, tras la muerte de Maquiavelo, pero a pesar de la importancia de esta obra no ha habido una edición orientada a la Historia, la experiencia cultural y al público Iberoamericano. Este sistema que justo este febrero de 2019 cumple 500 años, con la salida de Cuba de Hernán Cortés rumbo a las costas del Golfo de México para iniciar la conquista. Esta conquista es el acontecimiento histórico según Adam Smith (1723-1790), más importante de toda la Historia de la humanidad porque transforma al mundo entero. Lo que pensamos es que una edición de El Príncipe tiene que considerar esas circunstancias, de la emergencia del mundo Iberoamericano con la que inicia la modernidad.

Hay una reflexión tanto del proyecto civilizatorio que está en juego como el de otros tantos pensadores como Alonso de la Veracruz (1509, Caspueñas, España-1584, Ciudad de México), catedrático fundador de la Real Universidad de México, quien enseña en la primera cátedra de Teología y artes de la universidad en 1553. Su cátedra fue publicada y el libro luego proscrito durante 300 años y se volvió a publicar hasta 1938. Ahí hace una de las críticas más radicales, inteligentes y fundadas a la pretensión de legitimidad a la conquista y la dominación colonial. Así surge nuestra Real Universidad de México que no Pontificia aún.

Hay que tomar en cuenta esta importante tradición republicana, los argumentos de Alonso de la Veracruz para cuestionar la legitimidad de la conquista y la dominación colonial son precisamente argumentos republicanos. En parte coinciden con el republicanismo florentino de Maquiavelo, pero el republicanismo de Alonso de la Veracruz es más radical. Es importante también señalar que en nuestra Historia, en nuestra Cultura, en el mundo Iberoamericano y particularmente en México, la Universidad naciente hubo un pensamiento republicano crítico y emancipador de la altura del pensamiento político de Maquiavelo. Diferentes pero convergentes en que el valor fundamental de la vida política es el bien común, es la libertad y la integridad del Estado y de sus ciudadanos.

Al escucharle recuerdo todas estas críticas de la época que venían desde Europa denigrando el conocimiento desarrollado en América y las respuestas de los intelectuales de la época como Sigüenza y Góngora (1645-1700), Juan José de Eguiara y Eguren (1696-1763), Francisco Javier Clavijero (1731-1787), entre otros. ¿Se tiene conocimiento de cómo fue recibido El Príncipe en América?

Se conoce más por la leyenda negra de Maquiavelo que los mismo españoles empiezan a desarrollar. Por ejemplo, el padre Pedro Ribadeneyra (1526-1611) escribe décadas después de publicado el El Príncipe, “El Príncipe cristiano” que es un ataque frontal al supuesto maquiavelismo de Maquiavelo. Pero hay que decir una cosa, el ejemplo de excelencia que propone Maquiavelo como rey o como príncipe es Fernando el Católico. En El Príncipe dice: No podría dar mejor ejemplo que el de Fernando de Aragón, que de ser príncipe de un pequeño Estado se ha convertido en rey de la cristiandad. Es importante también ver cómo Maquiavelo tiene como referente el mundo iberoamericano como modelo y ejemplo para seguir en Italia. Desgraciadamente esta centralidad de Iberoamérica se ha perdido al transcurrir de los siglos de tal manera que nos hemos convertido del desarrollo, del progreso, de la transformación. Esto es parte de una leyenda negra anti Iberoamericana que hay que refutar. Y como mencionabas, Clavijero escribe esta maravillosa obra que es Historia antigua de México para refutar a los ilustrados franceses, particularmente a Cornelius de Pauw (1739-1799) colaborador de la enciclopedia que dice una serie de falsedades sobre el mundo americano: su naturaleza, sus civilizaciones, pueblos y culturas absolutamente denigrantes. Y Clavijero, este gran jesuita expulso, refuta todas estas ideas. Juan José Eguiara y Eguren, décadas antes, en el siglo XVIII, escribe esa gran obra que es Biblioteca Mexicana para mostrar al mundo entero que en México hay una tradición humanista diferente pero tan importante como la europea.

Habla del origen de la modernidad, estamos en un mundo donde está El Príncipe, de Maquiavelo, pero también está el Elogio de la locura, de Erasmo de Rotterdam (1466-1536), o la Reforma Protestante, de Martín Lutero (1483-1546). Es una Europa que se divide. La contrarreforma se convirtió en aire fresco para las colonias en América, en donde se asimilaron con una identidad local frente a la corona. Parece que hablamos de 500 años de distancia…

La vigencia es importantísima. Qué bueno que menciona estos acontecimientos. Estamos hablando de 1519, Cortés parte a las costas del Golfo de México y se inicia la conquista y emergencia del mundo latinoamericano. 1520 la Reforma Protestante de Lutero y un tercer elemento que quiero mencionar que ocurrió también en 1520: la revuelta comunera contra Carlos V de los republicanos castellanos que se levantan en armas contra el proyecto imperial. Esto da una idea de que lo que se está gestando en el Nuevo Mundo, es un proyecto en controversia y en disputa, sobre eso va la obra de Alonso de la Veracruz, de la defensa de la autonomía de las repúblicas. Maquiavelo tenía otro proyecto que era la unificación de Italia y el fortalecimiento de estados nacionales. Estamos en un momento coyuntural de las alternativas que hay para el mundo moderno. Sabemos que finalmente se impuso un proyecto de civilización basado en la concentración del poder con Estados Absolutistas, el desarrollo Capitalista y la Racionalidad científica y tecnológica. Pero el Mundo Iberoamericano, y eso es muy importante de señalar, preserva los valores propios del humanismo renacentista, preserva los valores propios del republicanismo, considera a todos los diferentes pueblos y razas en una visión incluyente de la sociedad, como el valor fundamental de la vida y de la política. Eso quedó en Latinoamérica no tanto en el mundo desarrollado del capitalismo que se ha impuesto del Estado liberal moderno. En ese sentido, Latinoamérica tiene mucho que decir de la crisis que hay hoy en día. En el estudio introductorio que escribo en la nueva edición de El Príncipe, trato de reivindicar estos valores intrínsecos del humanismo latinoamericano que no triunfó pero que dejó una profunda huella en la cultura y la consciencia colectiva de Iberoamérica.

Esa crítica y recomendaciones que hace Nicolás Maquiavelo a los gobernantes de su tiempo, el nepotismo de los Médicis, se ajusta perfectamente a lo que podríamos decirles a quienes tienen hoy el poder tanto en Italia, España y América Latina.

Coincido con la visión de la vigencia del pensamiento humanista del Renacimiento, sea en Italia o en Iberoamérica, porque son tradiciones de pensamiento político y las tradiciones van más allá de los años, décadas o incluso siglos. Se trata, efectivamente, de una tradición del humanismo republicano que tiene su principal vigencia en Italia y España y después por la conquista, en Latinoamérica. Y esta tradición es la que siempre ha estado en conflicto, en controversia, en confrontación con otras tradiciones fundamentalmente autoritarias no republicanas con diferentes matices.

Los maestros del exilio republicano español como Joaquín Xirau (1895- 1946) o Adolfo Sánchez Vázquez, se dieron cuenta en el exilio en México, de la persistencia de esta tradición del humanismo republicano iberoamericano. Y nos dice Sánchez Vázquez: La Segunda República ha sido el último y frustrado intento por realizar los valores de libertad y dignidad humana del humanismo Iberoamericano. Han sido cinco siglos y lo interesante es que eso lo descubren en México no en España, ¡claro!, la España de esos años estaba convulsa por la guerra. Lo cual muestra que el lugar en donde mayor huela tuvo por el hecho de que la Contrarreforma no es tan aguda y radical esta es una hipótesis personal, es América. Y por otra razón muy importante, nuestro querido y admirado Miguel León Portilla nos dice que fue gracias a la resistencia de los pueblos indígenas y al humanismo de algunos misioneros que se logró preservar lo mejor de dos grandes civilizaciones originarias: la mesoamericana y la mediterránea. Pero fue sobre todo Latinoamérica la receptora de este crisol y síntesis. Creo que este humanismo republicano latinoamericano es uno de los pilares de las luchas de emancipación de los pueblos indígenas de hoy. Miguel León portilla, Pablo González Casanova, Luis Villoro en sus últimos años de producción, toman la actitud de estos grandes humanistas como Alonso de la Veracruz o Fray Bartolomé de las Casas. La visión de los vencidos 500 años después la están retomando para reivindicar los valores republicanos, los valores humanistas de libertad del hombre, de una ley natural que concede a todos los hombres y pueblos iguales derechos, sigue vigente en nuestros días. Y como decía Luis Villoro, el humanismo republicano es una tradición humanista del contrapoder, desde el proyecto imperial de Carlos V hasta los proyectos del Estado liberal globalizado. Y esto es lo que buscaba indagar en el libro El Príncipe, una de las grandes obras de la Modernidad, sus ideales siguen presentes en nuestros días. Pero no hay que olvidar otra tradición de pensamiento igualmente importante que nos llega de cerca porque formamos parte del mundo Iberoamericano.