Restauración del Convento de San Guillermo, en Totolapan: pintura mural

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El sismo del pasado 19 de septiembre reveló, si no era obvio ya, la importancia de llevar un registro de las intervenciones que se realizan en inmuebles históricos como éste y la calidad de las mismas

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© Erik Hernández

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Morelos (N22/Alberto Aranda).- Los decorados en el interior del claustro del convento de San Guillermo, en Totolapan, tienen una influencia morisca. En ellos se veían alusiones a San Felipe Apóstol, así también está la imagen de San Agustín, santo patrono de la orden. Destacaban elementos indígenas como un conejo, una serpiente, un águila y lagartijas. En las escaleras, los guardapolvos estaban decorados con una técnica francesa a base de plantillas. Mucha de esta pintura mural se desplomó con los sismos del 19 de septiembre. El proyecto del Instituto de Investigaciones estéticas de la UNAM consiste en la recuperación, sistematización, catalogación y registro de los fragmentos de pintura mural colapsados en los conventos de la Ruta del volcán, en las faldas del Popocatépetl.

Elsa Arroyo Lemus, investigadora del IIE, de la UNAM, señala que “esta es la tercera temporada de trabajo aquí ya en Totolapan y lo que hemos hecho es armar un taller provisional en el atrio de la iglesia pensando que la estructura todavía está inestable. Pasamos el menor tiempo posible en el interior de los monumentos y afuera tenemos mesas de trabajo donde se sigue todo un proceso metodológico de registro de los fragmentos. De hecho, en términos de pintura mural es el más dañados de los catorce, después de los recorridos que nosotros hicimos ubicamos este como la prioridad número uno, seguida de Tlayacapan.”

Maestros y estudiantes de historia del arte, historia, arquitectura, posgrado en rehabilitación arquitectónica y posgrado en artes visuales, arman rompecabezas de la pintura mural con la finalidad de volverla a colocar en los muros cuando el inmueble sea recuperado.

“Lo que se hace en esta fase del trabajo es desplegar todos los fragmentos que tenemos. Ya se les hizo un registro fotográfico antes y ahora hacemos una tarea de mirar con mucho cuidado las distintas capas que podemos encontrar en estos fragmentos para ver qué nos dicen. Tenemos muchos fragmentos que ya se empezaron a ordenar, tomando en cuenta patrones de líneas negras. Lo que quisiéramos lograr: armar una especie de rompecabezas que nos permita restituir esta pintura”, dice Mónica Zavala, maestra en Historia del arte, por la UNAM.

Por su parte, Mónica Pulido, profesora de la Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad Morelia, explica que “se perdió mucho porque sabemos que de los temblores anteriores a este es el que mayores daños ha tenido. También nos damos cuenta de lo importante que son las investigaciones previas y lo poco que se conoce, en especial, este convento a pesar de que es una de las primeras fundaciones de la región. Tampoco tenemos un control claro de qué había antes, de cuánto de lo que había antes, y veíamos en las fotografías, habían sido intervenciones del siglo XX. Cuánto sí tenía pintura del siglo XVI, no lo tenemos claro.”

Los trabajos que realizará el Laboratorio de Diagnóstico de Obras de Arte del IIE, permitirá saber cómo se hicieron estos murales del siglo XVI. Zavala señala que “seguramente eran tintes naturales, pigmentos naturales a base de carbón, no sé si rojo de cochinilla, es posible. Es muy posible que haya ido cambiando porque en un inicio las decoraciones eran mucho más sobrias y sencillas. Conforme pasan los siglos se adecuan al uso del inmueble del convento y al gusto de cierto momento.” Se tienen varias capas “que corresponden a la original y a aplanados posteriores de los siglos XVIII, XIX y del XX hay mucho.”

De manera multidisciplinaria se trabaja en la creación de manuales para poder atacar los problemas futuros en recintos con estas características. Elsa Arroyo Lemus, investigadora del IIE, señala o que “a diferencia de todas estos daños previos es que el sismos del 19 de septiembre generó muchas más afectaciones en términos arquitectónicos, estilísticos y artísticos que los sismos precedentes. Nunca habíamos visto un daño tan grande en los monumentos de esta época. Es muy importante pensar que no va a ser el único ni el último de los sismos que se den en la región por lo tanto es muy importante tener planes de acción y planes de mantenimiento que estén vinculados con la atención a los monumentos. Más allá de una cuestión cuantitativa, es una cuestión más de la importancia de hacer una intervención correcta y adecuada. No importa el tiempo que se tome. Aquí es momento de que volvamos a pensar en qué se necesita y seamos capaces también de imaginar qué requieren estos monumentos para poder ser atendidos, no tanto en cuestiones de tiempo.”

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