Azcapotzalco, donde se come y baila sabroso

  • El hambre me hizo recordar que en la delegación Azcapotzalco hay muchos lugares en los que se puede comer muy sabroso y con muy poco presupuesto.

Por Pedro Sánchez

En
fechas recientes los cronistas urbanos han dedicado cientos de páginas para
reescribir la historia del Primer Cuadro de la Ciudad de México. Por lo
anterior decidí caminar por uno de los lugares más emblemáticos de la capital
del país: la delegación Azcapotzalco.
            La historia de la delegación
Azcapotzalco va de la mano con su traza urbana. Por lo anterior es posible
conocerla mientras se recorren sus barrios, colonias, pueblos, unidades
habitacionales y conjuntos urbanos.
Se sugiere a todo el interesado en conocer este
territorio que haga su primer recorrido teniendo como punto de partida la
esquina conformada por las avenidas 16 de septiembre y Azcapotzalco (a un par
de calles de la estación Camarones de la Línea 7 del Sistema de Transporte
Colectivo Metro).
Si el visitante camina en el sentido de los
automóviles y microbuses que transitan por la avenida Azcapotzalco podrá encontrar
la nevería y cafetería El Nevado (donde se come sabroso, variado, y a buen
precio. Se recomienda la sopa azteca y las tortas de milanesa); la cantina El
Dux de Venecia (una de las más antiguas del rumbo pues se dice que abrió sus
puertas en 1918. En sus mesas se sirve de comer gratis si se consumen varios
tragos); la Casa de la Cultura Azcapotzalco (en donde las exposiciones son
gratis y sus cursos artísticos muy baratos);  la parroquia de los santos Felipe
y Santiago (edificada en el siglo XVI, y dos siglos más adelante fue el
escenario de la última batalla de la Guerra de Independencia. Se dice que la
hormiga de su torre avanza al campanario señalando con ello el fin de los
tiempos); el Jardín Hidalgo (construido en 1910 con motivo del centenario de la
Independencia, y rehabilitado y reinaugurado
en 2013. Indudablemente es el lugar ideal para disfrutar del paisaje o
ingresar en alguno de los establecimientos que lo rodean), y el mercado
Azcapotzalco.
Cada uno de los sitios referidos en el párrafo
anterior tendrán su propia crónica, en los siguientes recorridos, ya que
tuvimos que regresar sobre nuestros pasos, a la altura del mercado, para ser testigos
de la transformación en pista de baile del Jardín Hidalgo.
Eran las 11 de la mañana cuando los vendedores de
globos, tacos de carnitas, frascos con burbujas de jabón y pepitas detuvieron
sus gritos para ver a una decena de personas que montaban un equipo de audio y
que desplegaban diversas lonas que anunciaban la exhibición de baile Salsa
Kombat. Veinte minutos más tarde cuatro señores que disputaban una partida de
ajedrez afuera del Archivo Histórico de Azcapotzalco (dos jugadores por
tablero) suspendieron su estrategia para escuchar la prueba de audio. Cinco
minutos más adelante inició el evento.
De manera gradual los alrededores del jardín se
convirtieron en camerinos en los que los clubes de baile dejaron su ropa “del
diario” para entallarse sus mejores galas y practicar sus rutinas. Mientras eso
sucedía en la cabina de audio la Disc Jockey
Salsa Queen, el locutor del Sonido Son Caleño y Memo Romero (colaborador
del programa de radio Salsajazzeando) se alternaban la programación de la música
tropical de todo el mundo.
Como sucede en muchas exhibiciones de baile las
personas llegaron con el niño en la carriola, la abuelita en silla de ruedas,
las bolsas del mandado, el elote preparado, la torta de tamal, el atole y el refrescos
de dos (o más) litros. La música que se programaba era de extraordinaria
calidad; pero muy pocos bailaban y la mayoría aprovechaban el tiempo para tomar
fotos, videos, echar novio o de plano descansar en el pasto. 
Alrededor de la una de la tarde dio comienzo (frente
al kiosco y a espaldas de la estatua del padre de la patria) la primera ronda
de exhibición de baile en la que participaron Dancing en México, los Tintanes
de la Salsa, la Compañía de Baile Salsa Azul y Oro, el Club Candela y los
Muñecos. Los bailarines deleitaron al público al compás de danzón, comparsa,
swing y salsa. Al final la primera exhibición el público comenzó a imitar los
pasos, a bailar los ojos y algunas señoras reanudaron el camino al mercado.
La música continuó y varias parejas comenzaron a
bailar al compás de Richie Ray & Bobby Cruz, la Sonora Ponceña, Ray
Barretto, Cheo Feliciano, el Gran Combo y la orquesta La Mulenze; los
ajedrecistas continuaron jugando ajenos al baile; los vendedores de helados,
bebidas energéticas, dulces y chicharrones intentaban hacer su “agosto”; los
niños comenzaban a dormirse, y muchos seguían tomando fotos pa’l feis.

Unos minutos después de las dos de la tarde comenzó
la segunda exhibición. De nueva cuenta las personas se congregaron alrededor
del escenario para ver las rutinas de la Rumba en México, el Club Nueva Imagen,
y los Gánsteres, entre otros. Al finalizar cada rutina los participantes
recibían un reconocimiento y el aplauso del público.
El hambre me hizo recordar que en la delegación
Azcapotzalco hay muchos lugares en los que se puede comer muy sabroso y con muy
poco presupuesto.
Regresé a la avenida y comencé a caminar.
Ante mis ojos (y apetito) se desplegó un abanico
gastronómico integrado por: los huaraches con carne al pastor, las petroleras, las
tostadas de pulpo y pata de res, las enchiladas gratinadas, las orejas de elefante, las tortas
holandesas, los tacos de cabeza de res… Al igual que los lugares históricos
cada uno de estos alimentos merece su propia crónica.
Nos leemos en la siguiente entrega en la que les
hablaré de la historia del transporte y de las famosas petroleras de la delegación
Azcapotzalco. 

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