Cees Noteboom, el escritor que no pide respuestas

  • «Si nosotros vemos las cosas
    con la mirada que debería tener Poseidón nos damos cuenta de que lo más común
    es sagrado, sin que tengamos una religión, no es necesaria creer en ella para
    entender que el mundo tiene una condición sagrada»

Por Alizbeth Mercado

(@alizbeat)
Distrito Federal, 07/06/13, (N22).-  
“Cuando nosotros nos dirigimos a un altar, independientemente de qué tan religiosos seamos, solemos
pedir cosas que muchas veces son soluciones desesperadas ante problemas que
tenemos. A mí me gustaría que en una oficina de gobierno, de pronto hubiera un
altar para poderle rezar a un dios de la burocracia que aliviara mis penas.
Muchas de las cartas de Cees Noteboom están propiciadas por este hartazgo del
mundo en el que de pronto no encuentras una salida, y la única posible es
dirigirte a una deidad ultra terrena. Entonces sí tiene que ver con ese tipo de
desahogos y lo interesante es que se los dirige a una persona que no va a responder,
por tanto somos  lectores los que nos vamos
a quedar con la respuesta”, comentó Juan Villoro y también lector de su homólogo
holandés, Cees Noteboom.

A través de un ejercicio
epistolar, Noteboom contactó a Poseidón. Las misivas nunca tuvieron respuesta
del dios, no obstante esta correspondencia busca poner dentro del libro Cartas a Poseidón un ejercicio
introspectivo, crítico y de reflexión del escritor holandés. Para Noteboom el
libro rescata el arte retórico, no busca las respuestas sino el diálogo entre
lectores, entre las personas que se cuestionan qué pasa con la humanidad.

Cees es un cosmopolita, un
viajero, no sólo en el sentido de
trotamundos, sino que explora el pensamiento a través de las letras y se
preocupa por lo que ocurre en la configuración mundial. “Él ha sido un gran
intercesor, un gran intermediario entre las culturas de Europa (porque son
muchas las que él domina) y las culturas 
de las diversas latitudes, ha recorrido prácticamente todo el planeta,
no deja de hacerlo, pero con un deseo profundo de aprender, con un deseo
profundo de conocer lo ajeno y de alguna manera también criticar lo propio;
entonces ésta también es una lección antropológica muy rica que nos deja”,
aseguró Villoro.

Diálogo
correspondido entre mortales o “semimortales”

Juan Villoro y Cees Noteboom
presentaron ayer por la tarde el  libro en
cuestión, Cartas a Poseidón, en la Casa del Libro de la Universidad Nacional
Autónoma de México. La exposición fue una charla entre ambos, existió
correspondencia. Villoro presentó, moderó y preparó algunas preguntas para
Noteboom.

Para Villoro es un libro
“curiosamente sedentario, para un autor nómada”, ya que habla de su estancia en la isla de
Minorca y contrasta con los retratos de viajes que ha realizado el holandés.
Además, Noteboom necesitó dirigirse a un dios fuera de este tiempo, para
analizar lo que sucede.

En este libro Cees informa
al dios griego sobre el estado del mundo: “vivimos en una época de fronteras, de
discriminación racial, de desigualdad social, en donde el dinero se globaliza y
puedes hacer trasferencias de un mundo a otro sin fronteras, pero donde la gente
no puede curricular de la misma manera y hay muchos malentendidos y prejuicios
en relación de una cultura con otra”, agregó.

¿Cómo
escribirle a un dios? (se pregunta Noteboom)
El comienzo del libro evoca
la figura del escritor húngaro Sandor Marái, quien se suicidó en San Diego,
California. Este hecho (no el suicidio, sino el recuerdo), marcan un paradigma
en las misivas de Noteboom: recordar a los muertos, seguir leyéndolos, creer
que nos ven si los visitamos en la tumba. Para Cees es una forma de explicar
cómo se puede escribir a un dios: tener trato con un ser metafísico que no te
conoce, pero podría escuchar, leerte en un plano onírico. 

“Hay algo simpático en la
figura de Poseidón, hoy en día que es un dios en desuso, un dios jubilado,
Noteboom se dirige a él no como un creyente, sino como alguien que interroga a
una figura de otro tiempo y eso le permite analizar el nuestro, para eso sirven
los dioses, no para conocerlos, sino para medir la escala humana, en qué tanto nos
podemos distinguir”.

La figura de Noteboom como
pensador en este siglo, significa, en opinión de Juan, “volver a lo humano en
un momento de tanta tecnología,
donde aparentemente todo se decide por el
precio de las cosas, por el consumo y donde las redes sociales nos comunican
muchas veces de manera espectral entre nosotros, este tipo de ejercicio permite
regresar al origen más profundo de las cosas y al origen de lo cotidiano; entonces, es muy hermoso cómo Noteboom convierte todo lo que ve en algo que
tiene relativa sacralidad. Si nosotros vemos las cosas con la mirada que
debería tener Poseidón nos damos cuenta de que lo más común es sagrado, sin que
tengamos una religión, no es necesaria creer en ella para entender que el mundo
tiene una condición sagrada”.

By the way… Villoro y la nominación al Rómulo Gallegos
«Me da  mucho gusto, es la segunda vez que me nominan
mi novela El testigo, también estuvo nominada y Arrecife ahora, volvió a estar nominada, así que siempre es
bueno estar en un grupo muy selecto de autores, en muy buena compañía, no conozco al autor que ganó  pero me da mucho gusto estar en este
grupo y que hayan tomado en cuenta lo que yo escribo, porque existiendo
tantas novelas en los últimos  dos
años  en el idioma, siempre te da gusto
estar en esa lista», dijo Juan.
Imagen http://bit.ly/11mJ4AY
13MAG

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