Eduardo Matos inaugura ciclo de conferencias sobre monolitos mexicas

Distrito Federal, 11/02/13 (N22).-
El glifo 10 Conejo, que se localiza
entre las garras del pie derecho de la escultura de la diosa Tlaltecuhtli,
hallada en 2006 frente a Templo Mayor, sugiere a los especialistas arqueólogos
que el monolito sirvió como una lápida para el gobernante mexica Ahuízotl,
quien falleció en 1502, fecha a la que alude dicha inscripción glífica.
Leonardo López Luján
y Eduardo Matos Moctezuma, investigadores del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH-Conaculta), consideran que el monolito de la Tlaltecuhtli, diosa
de la tierra, “fue una lápida que seguramente Moctezuma II mandó hacer para
ponerla donde el tlatoani Ahuízotl
fue enterrado”.
Al impartir la
conferencia inaugural por el XXXV aniversario del hallazgo de la escultura de
la diosa Coyolxauhqui, el sábado pasado en el Museo del Templo Mayor (MTM), el
arqueólogo Matos Moctezuma expuso que en el Códice Telleriano-Remensis se muestra en la parte superior el glifo 10
Conejo (que marca la fecha 1502), y bajo éste las imágenes de los gobernantes
Ahuízotl dentro de un bulto mortuorio, y delante de él Moctezuma II, quien en
ese momento asumía el gobierno de la antigua Tenochtitlan.
El investigador
emérito del INAH dijo que el monolito fue puesto con dirección
poniente-oriente, es decir, “por donde se mete y renace el sol cada día, lo
cual también se relaciona con la muerte; entre los mexicas, Tlaltecuhtli era la
diosa que devoraba con su boca a los muertos (en el poniente), y los paría por
el oriente, rumbo al Tlalocan, el sol o el Mictlan”.
“La
escultura, de cuatro metros de lado y 3.57 de ancho, hallada en 2006, quizá
representa que la diosa devora al sol —astro con el cual se vinculaba a los tlatoanis—, en este caso a Ahuízotl, y
pare al nuevo sol (Moctezuma II) a través de sus piernas abiertas”.
Eduardo Matos explicó
que de acuerdo con las memorias de fray Bernardino de Sahagún, escritas en el
siglo XVI, frente al Templo Mayor había un templete donde los gobernantes
mexicas eran incinerados y sus restos enterrados, lo cual podría corresponder
al espacio donde se han hallado el monolito de Tlaltecuhtli y más de 20 mil
materiales de ofrendas.
“Es de sumo valor la
relación entre el dato arqueológico y las fuentes históricas, pues ello nos
permite una mejor interpretación de los vestigios prehispánicos que se van
localizando y de la cosmogonía mexica, tal como pasó en este caso; el monolito
de Tlaltecuhtli lo pudimos comprender más a partir de los símbolos que
presenta, y cómo estos están descritos en documentos del siglo XVI”.
En ese sentido, el
experto en la cultura mexica se refirió también a los mitos del  nacimiento de Huitzilopochtli y la muerte de
Coyolxauhqui, descritos en el Códice
Florentino
, así como el nacimiento del quinto sol, narrado en el Códice Chimalpopoca, los cuales fueron
representados por los tenochcas, en esculturas como la Piedra del Sol o Calendario
Azteca, y el monolito de la diosa lunar Coyolxauhqui.
Sobre la última,
Matos Moctezuma recordó dicho hallazgo registrado el 21 de febrero de 1978, en
el Centro Histórico de la
Ciudad de México. Tras su descubrimiento y luego de la
consulta en las fuentes históricas, se pudo determinar que se trataba de la
diosa lunar, que se enfrentó con su hermano Huitzilopochtli, dios del sol y de
la guerra, cuando nació éste.
“Debido a la batalla,
cuenta el mito, Coyolxauhqui fue decapitada por su hermano, de manera que su
cabeza se convirtió en la luna, y su cuerpo fue lanzado por el cerro del
Coatepec, por lo que cayó al pie de éste desmembrada, tal como se le puede ver
en la escultura localizada a finales de los setenta.
“Dicha mutilación
—agregó Matos Moctezuma— se relaciona con las fases lunares y con el ciclo
menstrual, elementos por excelencia femeninos”. Además, describió la policromía
que originalmente debió tener el monolito: amarillo para el cuerpo, blanco en
los elementos óseos que se aprecian debido al desmembramiento, azul en los
ornamentos y rojo en el resto”.
Asimismo, el
especialista del INAH se refirió al mito del nacimiento del quinto sol, grabado
en el Calendario Azteca, en cuyo centro se encuentra el rostro de la deidad
solar, Tonatiuh; a su alrededor hay cuatro cuadrantes que simbolizan los cuatro
soles antecesores, cada uno con figuras que refieren la destrucción del hombre
(jaguares, viento y fuego).
Tales aspectos son
abordados en el libro Escultura
monumental mexica
, en el que los arqueólogos Eduardo Matos y Leonardo López
Luján reúnen los hallazgos, descripciones, significados y simbolismos de los
principales monolitos tenochcas, entre ellos, los tres mencionados. La edición
será presentada el próximo 23 de febrero en el Palacio de Minería.
La siguiente
conferencia en el Museo del Templo Mayor (MTM), con motivo del 35 aniversario
del hallazgo de Coyolxauhqui, será dictada el próximo 16 de febrero, por el
arqueólogo Diego Jiménez Badilla, a las 10:00 horas en el Auditorio “Eduardo
Matos Moctezuma”. La ponencia se titulará Evidencias
del culto a la tierra en dos ofrendas del Templo Mayor
, en la que explicará
las características de dos oblaciones que “fueron creadas por los mexicas para
ofrecer fuerzas germinativas a la tierra, es decir, restituirle lo que ella les
daba en las cosechas”. Entrada libre.
El MTM se ubica en calle de Seminario No. 8, en el Centro Histórico
de la Ciudad
de México.

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