Iván Medina lleva a sus personajes al límite vital

  • El autor de En cualquier lugar fuera de este mundo tiene un fuerte compromiso social y humanista

Por Alizbeth Mercado (@alizbeat)
Distrito Federal, 23/01/13, (N22).-  

Este libro comienza con el
enfrentamiento de la monja Gratia y soldados de Ruanda, pareciera una historia
conformada por realismo mágico, pero no es así, sencillamente habla de genocidio.

En
cualquier lugar fuera de este mundo,
se compone por una serie de
cuentos breves que dan la impresión de haberse escrito cuando la colisión puede provocar el caos o la muerte.
Iván Medina, el autor de esta
colección, platicó con la Agencia N22, sobre los personajes desdichados que
componen estas historias.
-Este
libro es una reunión de cuentos no lineales, ¿por qué se dice que es una entelequia?
-Pues me costó trabajo hacer la selección, porque esta selección participó en el Premio Nacional de
Cuento Jóven Comalá 2010. Elegir los cuentos fue complejo; yo creo que sí
existe una línea, pero más bien en aspectos de la muerte, llevar los personajes
al límite, quizá con temas que tienen que ver con cuestiones históricas, de ahí
que tengan esta conexión, pero cuando escribo los cuentos son independientes,
no escribo con intención de reunirlos.
-¿Hasta
dónde el ser humano convive o juega con
la muerte?

-Me interesó explotar más que
la muerte, los temas; surgen por inquietudes de cada quién. Hay temas de
violación a derechos humanos. El primer cuento es sobre genocidio, el punto es
que a pesar de que tenemos un cargo de conciencia, una normativa sobre la
guerra, los derechos humanos, sigue la violencia atroz, es algo intrínseco en
el ser humano, lamentablemente siempre seguirá.
-¿El
eje conductor es la violencia como provocadora o consecuencia?

Yo creo que cada cuento
puede ser como provocada o consecuencia, pero al final sin intención de hacer
apología a la violencia, en ningún caso es aceptable ni en el estado, quienes
pueden utilizarla par mantener la seguridad nacional. Lo acabamos de ver con la
toma de protesta.

-¿Por qué pareciera que los humanos prefieren la violencia antes del diálogo?


-Es la idea que todo se
debería arreglar bajo una conversación, llegar a acuerdos, yo creo que a falta
de entendimiento de las personas, somos tan egoístas que buscamos implantar
nuestros puntos de vista sin ceder.

-¿Con
este libro asumes un compromiso social, político o humanista?

Sí lo hago desde mi
trinchera como creador, al abordar temas con carácter de sucesos
internacionales de alguna manera estoy dando un acercamiento a mi percepción
sobre lo que ha acontecido en el cuento cinco, hablo de la tortura entre palestinos e
israelíes. No necesariamente cada creador manifiesta pero estamos en ese papel,
decir cómo están las cosas desde nuestras perspectivas, no poseemos la verdad,
es nuestra verdad y ya.

-¿Cómo
opera el narrador?, ¿es observador o personaje?

-Trato de descontextualizar
ciertos eventos, si tengo un escenario y un tema comienzo a trabajar con ellos. Así comienza mi proceso creativo, aunque sea ficción debe ser
creíble, por eso el título, “en cualquier lugar fuera de este mundo”, porque en el momento en que lo lees dices «esto realmente pasa en este mundo, lamentablemente». 

-¿Las
historias podrían estar pasando al mismo tiempo?

-Sí, eso es muy importante,
hay algunos como “El coleccionista” donde hablo de un periodo histórico, pero
la idea es que no se necesita un tiempo. Son temas que siguen vigentes y cosas
que se siguen cometiendo, no se ha acabado el racismo, las guerras, la tortura,
sigue y creo que seguirá hasta que no encontremos una manera de dialogar.

-¿Piensas
que el humanismo está olvidado?

-No, lo que pasa es que hay
tantas ambiciones en el ser humano que a veces se echa en saco roto lo que se
alcanza, lo bueno es que hay gente que sigue trabajando por mantener la
humanidad a flote y eso es lo bueno. Jamás hay que rendirse, pero son
batallas: una eterna batalla, aunque no creo en la perfección ni en un mundo
ideal, pero con esta idea debemos trabajar.

En cualquier lugar fuera de este mundo es editado por Conaculta en la colección El Guardagujas, 2012.

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