“Mis libros son incluso para niños”: Jorge Luján

  •  Las ventanas más pequeñas del mundo, de Jorge Luján y Javier Zavala, apareció bajo es sello Narrativa Infantil del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes

Por Alizbeth Mercado



DISTRITO FEDERAL, México, 03/09/12 (N22).- 

Jorge Luján es un escritor que decidió mirar  el mundo desde el caleidoscopio de la creatividad. A través de pequeñas oraciones que construyen poemas e incitan a imaginar colores, Jorge ya tiene 35 libros que incluyen poesía, narrativa e historietas.

Javier Zavala es un ilustrador español que estuvo nominado al Premio Hans Christian Andersen y le gusta el impresionismo.
Las ventanas más pequeñas del mundo es la nueva creación de ambos. Se trata de un libro que va en pos de las tradiciones mexicanas, recuerda “La Cucaracha” , los corridos, la tradición oral y muchos personajes como el Catrín, la Novia, el Moro, el Diablo, la Mano… !Lotería!
La Agencia N22 charló con Jorge Luján sobre este material editado por Conaculta.
Alizbeth Mercado (AM): ¿Por qué nace el interés de escribir libros?
Jorge Luján (JL): Bueno, mira, tiene que ver, por un lado, con una admiración profunda y un asombro constante por la mente infantil, a mí me conmueve y a la vez me incita a transformarme, a abrir puertas adentro mío. Cada vez que estoy en contacto con la capacidad creativa de los niños, yo creo que es tal, que en nuestras sociedades deberíamos tener un medio de escucharlos, pienso que los gravísimos problemas por los que atravesamos tendrían otro curso, podrían enfrentarse de otra manera si incluyéramos a los niños.
La sociedad es verticalista en muchos sentidos, no sólo en sentido económico, en acumulación de capital, desprotegiendo a las personas; sino también con respecto a las mujeres, eso se ha empezado a cambiar, pero con respecto a los niños se habla de protegerlos y no se hace, se hace mínimamente, pero no de escucharlos. Eso me llevó a mí a escribir textos que pudieran establecer un puente, un diálogo que tuviera una relación de igual a igual, ellos son seres en formación, nosotros también, tenemos un pensamiento lógico “más desarrollado”, ellos tienen un pensamiento más libre, completamente creativo, del cual podemos aprender. En esos motivos subyace mi interés y mi pasión de escribir para niños.
AM: ¿Ha consultado a algún niño, o tuvo alguna experiencia creativa con ellos?
JL: Sí, he tenido la suerte de dar talleres de creación literaria a niños y diría yo que mi escritura –espero-, sea más permeable a ese mundo infantil, a las herramientas que pude haber adquirido al estudiar literatura. Siento que si bien es útil lo académico, para dar el paso creativo necesitamos una libertad que, yo creo, la tienen verdaderamente los niños, algunos de una manera suelta, explícita; otros potencial o contenida, porque el medio en que se desarrollan no les permite ver que esa plantita crece.
El contacto que tuve con niños está presente en la manera que escribo para ellos, son “incluso para niños”, no exclusivamente para niños, porque su inteligencia y capacidad de codificar es extraordinaria, ellos no repiten ni extraen conclusiones o emociones iguales a las nuestras. Cada niño es un mundo, por respeto a ellos y su creatividad mis textos no son aniñados, no hay rimas fáciles. Lo que hago es poesía, una pequeña historia que tiene tres poemas. En este libro, ellos se conectan con la poesía en una manera fresca, se sumergen en ella sin inhibiciones, entonces me lleva a pensar que yo puedo hablarles de tú a tú aunque mi universo sea adulto y podemos enriquecernos en ese dialogo.
AM: ¿Qué es primero, las ilustraciones o los poemas?
JL: En casi todos los casos yo trabajo durante mucho tiempo mis poemas porque no los trabajo para que llamen la atención o para el efecto del poema, los trabajo para que sea una piedra modesta y chica pero pulida del rio; lo más profundo, creativo y natural, que fluya, que no llame la atención una palabra fuera del poema. Cuando siento que he llegado a lo mejor que puedo escribir, ya puedo pensar en compartirlo con niños y comienzo a buscar ilustrador, he tenido la fortuna de que me busquen. Con Javier me llevo bien, trabajamos increíble y nos escuchamos, a partir de sus sugerencias cambio partes del texto y con las imágenes hay perspectivas del poema y el ilustrador los vuelve propios.
La poesía es para llevarse en el corazón
AM: La literatura infantil toca temas decisivos, no de forma simple, los aborda sin complicarse. ¿En este libro encontramos algún tema que nos lleve hacia la reflexión?
JL: Sí bueno, en primer lugar quiero decirte que mi intención, mi camino es para crear y presentar la palabra poética y la palaba poética no se subordina a los temas. No creo demasiado en la literatura que se ocupa en presentar un tema determinado, hay otras instancias, pedagógicas e informativas que tienen que ver con la reflexión de una temática, en este caso de lo que se trata es de que la temática ocurra, decía Vicente Huidobro: “poeta no hables de la lluvia, haz llover”. Yo lo que quisiera es que las temáticas estén subsumidas en el discurso poético, emergen pero no con la visión imperativo del adulto que “sabe” e indica lo que se debe hacer, sino presentar una situación compleja. La complejidad es importante, no es lo mismo que la complicación, nosotros los adultos complicamos lo complejo, a veces el niño da en el blanco y toma el corazón de las cosas, su forma expresiva no tiene que ver con el adulto pero la manera en que lo toca, es sacar el corazón.
La temática tiene que flotar y no estar digerida por el escritor, desconfió e incluso creo que es perjudicial presentarle (en literatura), no es atinado presentar un poema con “mensaje”, con indicaciones, con señalamientos de camino correcto. Es mucho más sano y útil, y le permitirá al niño desarrollarse, si la situación emerge de una forma polisémica cultivos, un día el va a leerlo y tomará otra cosa, al día siguiente reirá de eso que lo atemorizó y al tercer día será por placer.
Para mí eso es literatura, la poesía sirve para que la llevemos en el corazón.
La visión nostálgica pertenece al mundo adulto
Ahora te cuento sobre el libro…
Tuve la fortuna de trabajar con Javier Zavala, es un ilustrador español candidato al Premio Andersen, el más grande de literatura para niños, fue el ilustrador invitado a la FIL, ha venido a México y digamos él tiene una gran pasión por esto, dijimos hagamos algo, contemos juntos esta historia. El libro comienza con la historia de Ónix, que juega con unas pequeñas ventanas que le envió su abuelo desde distintas partes de México y, a través de ellas, escucha unos versos, por primera vez. Una segunda percibe un aroma y una tercera un pregón.
La niña que ve a través de las ventanas, oye y huele, de ahí se crean las tres escenas que son tres poemas. En el primero que se llama “El último corrido” vemos al Diablo cantando “La Cucaracha”. Esto se entiende en dos sentidos: como una de las canciones más representativas que también representa el espíritu transformador, rebelde y la Revolución Mexicana; hay quien dice que Pancho Villa fue el que la escribió y la letra se ha cambiado y juega de muchas maneras, entonces acá el que canta es el Diablo con todo el poder que tiene y, mientras la canta, por el rabillo del ojo descubre que tiene un mariachi de calacas. Entonces el Diablo que es tan sabio -“más por viejo que por diablo”- se encuentra con las calacas que a su vez son tan viejas como la vida, ahí se resuelve ese primer poema, el primer poema deja flotando sus significaciones, hay humor e ironía y no se resuelve, es el lector el que resuelve.
Inmediatamente la niña huele algo que le atrae, son los camotes, el camotero es un poco nostálgico, pero está en el centro del libro custodiado por dos poemas que son altamente vitales y me parece vital no darles nostalgia, pero sí podemos tenerla en el sentido de lo que se nos escapa a la sociedad y ellos lo disfruten, la visión nostálgica pertenece al mundo adulto.
Acá lo que vemos es la figura del camotero, es un silbido que huele, es de los que más me gusta porque tiene aroma y un aroma de los camotes que suena, comemos camote y escuchamos el silbido, eso no ocurre en otra cultura es mexicano, como “La Cucaracha”.
Para comprender lo rebelde de la cucaracha hay que conocer esta cultura, entonces mi sensación es que ahí estamos contactándonos con personajes y con situaciones que son emblemáticas de México. Finalmente termina ese poema con el humo ligero del camotero y anticipa su desaparición, es poco lo que podamos hacer o quizá no, quizá alguien encuentre una manera de que no desparezca, ojalá.
Y el último poema es cuando Ónix escucha un pregón que también es una cosa muy mexicana, cuando escuchamos gritar: ¡La Campana¡, !La Dama¡, ya sabes que se trata de la Lotería. Acá lo que hice en este poema narrativo es que caen algunas de las cartas de la Lotería popular con este grito y un verso que permitan construir una historia.
La historia es el enfrentamiento entre El Catrín, un personaje que irónicamente representó al pueblo mexicano, un dandy vanidoso; y un personaje de la Lotería que quizá no conoces, El Moro. Un personaje conflictivo pero al mismo tiempo un personaje ligado a lo amoroso, ligado a ciertos mundos secretos. Para no poner ningún personaje ejemplar, el primero que aparece es El Borracho contando la historia de una boda en la que aparece un moro y le birla la novia al Catrín pero a él qué le importa si se gana la Lotería.
Si el diablo contara historias…
AM: Percibí un juego dentro de otro juego, ¿el libro es juego de la imaginación de Ónix y la tradición de la lotería?
JL: Que linda la interpretación, lo es. Es un diálogo entre imaginación y tradición.
AM: ¿El diablo podría ser el narrador?
JL: Qué buena pregunta, pues el narrador es el llamado “narrador omnisciente” que suele comenzar con aquel antiguo “había una vez”, lo primero que se dice una tarde Ónix jugaba con unas pequeñas ventanas y como ahí aparece el diablo, muy bien podría ser el, a él se le puso difícil la cosa y tenido a escapar y es la portada del libro. Los poemas ella (Ónix) los oye, no inventa, participa con su imaginación y ahí ocurren los poemas. Ella es la voz lirica y el narrador general es el diablo.
AM: ¿Podríamos pensar en que cada ventana es un instante de la vida cotidiana en la ciudad?
JL: Exacto, podríamos hablar de que esa ventanas como venía un timbre de mariachi con el Diablo, en realidad ella lo escuchó de afuera, es como Alicia que se va detrás del espejo y se inventa todo. Ónix se imaginó los poemas incentivados por imágenes que al final vemos. El camotero, los diablos, la novia, el borracho, el catrín.
AM: En la historia de la literatura hay muchos libros que cambiaron su rumbo, ¿qué pasa en México con la producción literaria para niños?
JL: Hay una cosa que pasa en el mundo entero, desde el silgo XIX comenzó a tenerse en cuenta a los niños, la forma era educarlos tratar de darles un mundo específico, viene  de experiencias como María Montesori, que aprendan con su experiencia.
La literatura pasa por momentos buenos, a veces es didáctica y aburrida. Hoy en día hay dos respuestas una que desarrolla literatura para niños de calidad, no solo para niños, pero sí hay buena literatura. Pero hay una mala noticia: los grandes monopolios han descubierto el mercado de los niños, son tratados como consumidores y por lo tanto no nos hemos sacado de encima la mala literatura para niños. Lo que se quiere es el consumo y los grandes cuentos de hadas que eran complejos se han acaramelado, la películas de Disney aunque son artísticas y cuidadas son alteraras, siempre se le quiere dar resolución edulcorada, tiene un doble efecto que te hace soñar con una realidad que no ocurrirá, pensar que esa realidad va a ocurrir la realidad es compleja y no te prepara para la realidad para la realidad ¿qué palabra usar?, ¿salvaje?
Imagen: http://bit.ly/PXGoZm

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