Redacción/CDMX
El análisis de las aguas que una población desecha a través de sus aguas residuales puede darle información valiosa sobre su salud a los investigadores.
En 2020, cuando se buscaba rastrear el viras de Covid-19. Tong Zhang, ingeniero ambiental y microbiólogo de la Universidad de Hong Kong (HKU) junto a sus colegas fueron pioneros de lo que rápidamente se estaba convirtiendo en un método de vigilancia popular.
Los ingenieros habían estado recolectando muestras periódicas de aguas residuales de alrededor de dos docenas de pozos de mantenimiento en la ciudad y analizando las aguas residuales en busca de ADN de coronavirus, con el apoyo del gobierno del país.
A finales de diciembre, rastrearon un brote de infección hasta un único edificio de apartamentos donde hasta entonces no había señales de casos.
El gobierno rápidamente tomó medidas y los funcionarios examinaron a aproximadamente 2.000 residentes del edificio; de los cuales 9 dieron positivo.
Rápidamente fueron atendidos y puestos en aislamiento por su propia seguridad. Al mismo tiempo, muchos investigadores están siguiendo enfoques similares y actualmente hay más de 4,600 sitios en todo el mundo donde se han recolectado muestras de aguas residuales para realizar pruebas de SARS-CoV-2 (Prueba del coronavirus), y algunos de los equipos de investigación involucrados están investigando otras aplicaciones potenciales, como el seguimiento del uso de drogas ilícitas e incluso la prevalencia del cáncer despues de recibir tratamiento.
Más allá de objetivos globales, como la resistencia a los antimicrobianos (agente que mata microorganismos o detiene su crecimiento) y la gripe común, las prioridades de las pruebas de aguas residuales difieren según los desafíos de salud locales.
Debido a que estas pruebas pueden detectar una amplia variedad de patógenos y nuevas enfermades, los científicos suelen consultar con agencias de salud para determinar qué objetivos priorizar.
Por ejemplo, Ted Smith, director del Centro para el Aire, el Agua y el Suelo Saludables de la Universidad de Louisville, Kentucky y sus colegas están probando un ‘panel panviroma’ que incluye alrededor de 30 patógenos diferentes y de alto interés para la salud local.
El año pasado, estas pruebas detectaron sarampión durante un brote en el estado, y los funcionarios de salud utilizaron los datos para informar los programas de vacunación, alertas para los médicos y otros esfuerzos de salud.
Algunos investigadores incluso están yendo más allá de las enfermedades transmitidas por humanos a aquellas transmitidas por animales.
En 2022, científicos de diversas partes del mundo publicaron un trabajo que vinculaba las nuevas variantes del SARS-CoV-2 en las aguas residuales de la ciudad de Nueva York con las ratas de la ciudad.
Algunos científicos de aguas residuales reflexionan sobre cuán diferentes podrían haber sido los primeros días de la pandemia de COVID-19 si hubiera existido un sólido sistema global de vigilancia de aguas residuales en todo el mundo.
(Con infoemación de Nature)