Redacción/CDMX
Las cárceles como lugares para corregir a las personas se han convertido en un elemento básico del sistema judicial.
En Estados Unidos, en 1876, se inauguró el Reformatorio de Elmira de New York, una cárcel en la cual se tenía como objetivo transformar a los prisioneros no solo privarlos de la libertad.
Pero la evidencia más antigua de esta idea se remonta desde unos 4,000 años atrás, esta se puede encontrar en un himno en Mesopotamia -actual Irak- donde se alababa a la diosa Nungal.
Nungal fue celebrada y alabada por su compasión. La cárcel o como ella lo hacía llamar “casa de vida” traía sufrimiento a los prisioneros y ese dolor daba lugar al lamento- a través de ese lamento los prisioneros eran purificados de sus pecados, para así reconciliarse con sus dioses personales, quienes los protegían y eran mediadores entre ellos y los dioses mayores.
El himno data del segundo o tercer milenio antes de Cristo y retrata la historia de un prisionero sentenciado a muerte, el cual no fue asesinado, sino se le arrebato “de las fauces de la destrucción” y fue encerrado en la casa de Nungal.
Lo siguiente es la transformación por su tiempo en prisión. La diosa expresaba que su casa estaba construida con compasión y que ahí se calma el corazón de esa persona y refresca su espíritu, y cuando se vea purificado ante los ojos de su deidad, será entregado a las manos propicias de su Dios.
Durante esa época, los reinos mesopotámicos parecen haber utilizado prisiones para detener a los sospechosos antes del castigo o también los detenían para obligarlas a pagar multas, deudas y para obligarlos a trabajar.
El castigo normalmente tenía consecuencias físicas o financieras, pero no incluían tiempo en prisión.
Los académicos Klaas Veenhof y Dominique Charpin han encontrado pruebas de que Nungal fue una parte vital para el proceso judicial.
En algunos templos, los juramentos se hacían en presencia de una red que simbolizaba a Nungal y la justicia ineludible.
Evidentemente este texto es muy antiguo, el cual trae consigo un debate sobre si es realidad o solo es una ficción que nadie tomaba en serio.
Además, se trata de un texto literario, algo que le resta confiabilidad. Pero lo que si se correlaciona con la actualidad es esta idea de que el sufrimiento puede ayudar en la transformación de los presos.
(Con información de The Conversation)