Redacción/CDMX
Investigadores de la Universidad de Collage de Londres han descrito el olor de los libros viejos como “Notas herbáceas con un regusto ácido y un toque de vainilla sobre un olor subyacente a moho”.
Esta experiencia olfativa se debe a una serie de sustancias químicas llamadas compuestos orgánicos volátiles o COV.
La química del papel después de un tiempo a causa e la luz, el calor y la humedad, desprende los COV que se evaporan en el aire, lo que hace que el olor a libro viejo deambule por las bibliotecas que los tienen.
Su aroma a almendras viene del papel, el de vainilla viene de la madera, las tintas y pinturas despiertan por el etilbenceno un aroma a dulce o plástico y el 2-etil hexanol presente en las fragancias otorga un olor floral.
Todo esto junto es lo que provoca una satisfacción al olerlos.
Por su parte, los libros nuevos, son fabricados con químicos modernos o sintéticos como el peróxido de hidrogeno y los dímeros de alquil ceteno, los cuales desprenden COV menos agradables.
Mencionan que, si se analizan los COV es posible determinar la edad y condición de un libro, dando a conocer si proviene de una antigua presa de imprenta o de una nueva editorial, lo cual serviría para identificar necesidades de conservación y preservación.
(Con información de Gizmodo)