Redacción/CDMX
Genghis Khan fue derribado de su caballo tras recibir un disparo de flecha, durante la Batalla de Köyiten en 1201.
Una batalla que ganó el ejército del Khan, al final, pidió le llevaran a aquel que le había tirado el flechazo que lo hizo caer.
Fue un soldado conocido como Jebe, que para por ello ya esperaba lo peor.
Sin embargo, fue nombrado uno de los oficiales al mando del conquistador.
La razón: su equitación y puntería, las cuales eran las bases de la caballería del Khan.
Con ella logró la ocupación en China, Asia Central e incluso Europa del Este.
Los caballos eran parte integral de la cultura mongol, que eran un pueblo nómada de las estepas.
Se cree que la domesticación de los caballos en Mongolia comenzó alrededor del año 1400 a. C.
En la era de Genghis Khan, los niños comenzaban a montar entre los 3 y 5 años, y sus primeras carreras eran entre los 6 y los 12 años.
Las razas de caballo en Mongolia requieren poca agua y grano y pueden buscar comida bajo la nieve.
Los arqueros mongoles usaban diferentes tipos de flechas, tanto de corto como de largo alcance.
Contaban con algunas que se utilizaban para señalar, y las de punta de horquilla que infligieron más daño.
Las historias de sus destrezas son difíciles de separar de la ficción, pues se ha llegado a comentar que podían disparar inclinándose en el costado de sus caballos y disparar, apoyando el arco sobre el cuello del equino y de esa forma se podrían proteger y tener mayor alcance.
También se cuenta que podían hacer el tiro parto, que consiste en simular que se emprende la huida ante un ataque, solo para disparar de espalda.
Utilizaban arcos compuestos, con forma recurvada que les permitía ejercer una fuerza mayor en sus tiros.
En esa misma época, los arcos largos ingleses tenían un alcance de 250 yardas pero los arcos mongoles supuestamente podían alcanzar 350 yardas.
Debido a que los arcos compuestos eran más pequeños, podían manejarse a caballo de mejor manera, aunado a las habilidades de los mongoles que los más experimentados podían controlar sus corceles con las rodillas, y tenían los brazos libres para apuntar y disparar.
Las sillas de montar y los estribos estaban hechos de madera y hierro, lo cual los ayudaba a estabilizar al arquero, y les permitía disparos de precisión galopando a gran velocidad.
Por si fuera poco, las flechas rusas encajaban bien el los arcos mongoles, no así las flechas mongolas en los arcos rusos.
Una ventaja, pues al ser nómadas, carecían de poder de fabricación que les permitiera reponer su armamento.
(Con información de bigthink.com)