Redacción/CDMX
Un nuevo estudio sugiere que el cabello sobre las cabezas humanas pudo haber evolucionado para evitar que los cerebros de nuestros antepasados se sobrecalentaran.
En ese proceso, el cabello rizado ha hecho que se enfríen más.
Proteger la cabeza del calor podría haber sido crucial para los primeros ancestros de los homínidos que vivían en África, bajo el sol ecuatorial.
El cerebro es un órgano grande y muy sensible al calor que también genera mucho calor, dice Tina Lasisi en National Geographic.
Lasisi y sus colegas colocaron tres pelucas diferentes a un maniquí térmico bajo luces calientes y midieron su temperatura con distinto tipo de cabello.
Primero se obtuvo la temperatura sin peluca, simulando un sol brillando a 30 grados centígrados, sin cabello la cabeza, se calentaba más.
Agregar la peluca con cabello lacio redujo esa ganancia de calor a más de a mitad, en comparación con la cabeza descubierta.
Una cabellera moderadamente rizada hizo que el área del cuero cabelludo se calentara menos que la de cabello lacio, y la que estaba bien enrollada presentó una cabeza más fría.
Estos resultados sugieren que todos los tipos de cabello protegen el cuero cabelludo del sol en condiciones cálidas y húmedas.
Los rizos podrían reducir aún más el calentamiento al crear una capa de aire entre la superficie y el cuero cabelludo, especulan los investigadores.
Otro experimento pretendía simular el sudor en la cabeza mojando los maniquíes.
Así, las cabezas calvas se enfriaron más a través de la evaporación del agua pero refrescarse con sudor no sería tan útil en general.
Tener cabello redujo la cantidad de sudor necesario para equilibrar el calor del sol.
“Cualquier mecanismo que pudiera ayudar a enfriar el cuerpo y al mismo tiempo ahorrar agua preciosa, definitivamente habría sido fuertemente influenciado por la selección natural”, dijo el biólogo evolutivo de la Universidad Estatal Técnica y Agrícola de Carolina del Norte, que no participó en este estudio.
(Con información de Smithsonian Magazine)