Las canciones surgen del sufrimiento… los algoritmos no sienten: Nick Cave

Redacción/CDMX

A inicios de 2023, el cantautor, escritor y actor australiano Nick Cave criticó la inteligencia artificial.

Cave respondía en un blog a un seguidor que le había enviado letras de canciones “al estilo de Nick Cave” generadas por el ChatGPT.

Consideraba que una canción creada en esa herramineta era una burla grotesca de lo que es el ser humano «Las canciones surgen del sufrimiento… hasta donde yo sé, los algoritmos no sienten”, aseguraba el músico.

“Los datos no sufren. El ChatGPT no tiene un ser interior, no ha estado en ninguna parte, no ha soportado nada”.

El éxito de las máquinas en espacios artísticos ha causado pánico. Si los modelos de lenguaje tienen el conocimiento de Internet y la capacidad de transmitir nuestras emociones, ¿dónde deja eso la creatividad humana?

“Da miedo la idea de una máquina escribiendo una canción”, menciona el cantante y compositor inglés Conal Kelly.

“Me preocupa que la IA diluya los gustos musicales en la medida en que sea imposible saber que ha sido escrito por una máquina frente a un humano, o el público prefiera la composición de canciones de IA. Ese es un lugar peligroso para el mundo. Para un artista”.

A Kelly le preocupa que haya una falta de motivación o emoción para convertirse en compositor.

“El listón se pondrá tan alto con tan poco esfuerzo que para que alguien tenga el mismo nivel que la tecnología, necesitaría años de práctica y experiencia para competir”, afirma. “Me imagino que esa idea será demasiado desalentadora para que muchos compositores más jóvenes la lleven a cabo”.

La nueva tecnología siempre ha provocado miedo a tocar, interactuar o ser remplazado por la máquina. En 2023 es el momento de la ansiedad del día, asustando a todos, desde analistas de datos hasta asistentes legales, es la idea de que la inteligencia artificial está llegando para ejecutar sus trabajos, incluidos los de los compositores.

Bryan-Kinns -especialista en música de aprendizaje automático de la inglesa Universidad Queen Mary- predice que el peor de los casos es que “no hay posibilidad de que los músicos humanos publiquen algo porque el mercado esté totalmente dominado por la música de la IA que responde a las tendencias de las redes sociales. Una especie de visión distópica donde la IA está generando música personalizada, sin depender de ningún músico humano”.

“Si eres un compositor cuyo trabajo en el estudio es simplemente arreglar y hacer una canción como un collage de todas las canciones pop del pasado, tus días están contados”, dice Koosha.

Sin embargo, a pesar de sus preocupaciones, tanto Kelly, Bryan-Kinns y Koosha creen que el mejor escenario del futuro es que la IA mejore y enriquezca el proceso creativo humano y nos empuje a ser mejores.

El verano pasado, el gobierno presentó propuestas para enmendar las leyes de derechos de autor que permitirían a los creadores de IA explotar los catálogos de los músicos sin permiso ni compensación.

Es decir, los artistas no verían una sola libra por su trabajo ni tendrían ningún aporte creativo sobre las canciones hechas con su influencia. Pero el exministro de propiedad intelectual en Inglaterra, George Freeman, anunció en febrero que estas propuestas habían sido abandonadas.

En última instancia, la tecnología ha avanzado innumerables veces y no ha remplazado la creatividad humana, pero los artistas necesitan protección para no ser explotados.

La creación humana siempre se ha adaptado y superado. Cuando Daddy’s Car, una canción escrita por la IA destinada a imitar a The Beatles fue lanzada en 2016, no vendió más que John, Paul, George y Ringo.

“Los sellos discográficos han tratado de impulsar canciones que han repetido estructura y forma”, menciona Koosha, -compositor iraní de música electrónica-. “Pero no hay una fórmula para el éxito. No hay un enfoque basado en datos”. En la música, la persona es el producto”, concluye Koosha.

(Con información de La Jornada)