Redacción/CDMX
La Feria Internacional del Libro de Guadalajara le rindió un homenaje el domingo pasado a la escritora Elena Poniatowska por sus 90 años de vida, en el que mencionó, “Ya me toca dejar el periodismo, porque, como vivo de él, no le dedico las mejores horas a la literatura”.
Las mil personas que se dieron cita en el Auditorio Juan Rulfo del recinto ferial, festejaban los comentarios de la escritora, con gritos, porras y risas, generando que la autora de “Hasta no verte Jesús mío”, se fuera hasta las lágrimas cuando, terminado el tiempo, el público se puso de pie y aplaudió durante varios minutos, gritándole que no se fuera.
“Soy periodista. Siempre he dejado la novela para más tarde. Pero para hacerla se necesitan manos limpias de todo, de periodismo, de sentimientos. La literatura es un espacio precioso a donde no entro siempre”, lamentó.
Poniatowska habló de su infancia, de su llegada a México, de su esposo Guillermo Haro, de sus amigos Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco y Vicente Rojo y de su incapacidad para entender el celular.
Y afirmó que aún siente una fuerte tendencia hacia la felicidad, “Sigo teniendo la posibilidad de enamorarme a medianoche. Las mujeres tenemos la música por dentro”, apuntó.
Más temprano en entrevista con La Jornada contó que se levantó temprano para realizar una caminata en la que pasó junto a Expo Guadalajara, sede de la FIL desde sus inicios, 36 años atrás, y recordó que en ese mismo lugar por sus pasillos antes reía, charlaba, compartía el tiempo con personajes como Gabriel García Márquez o Carlos Fuentes; coincidía con autores como Fernando del Paso o José Saramago.
Hoy siento que hay un hueco; hay gente joven, pero todavía no vemos un resultado para sustituir a esos escritores. Todavía hay grandes personajes que vienen, por supuesto; Sergio Ramírez por ejemplo, hombre entrañable que la gente admira y quiere muchísimo.
Pero ya no vemos a José Agustín, que sufrió la tragedia de caerse de cabeza en la fosa de músicos en un teatro en Puebla, una verdadera tragedia también para la literatura mexicana, para lo que se conoció como la Literatura de la Onda, en la que estaban Gustavo Sáinz, Parménides García Saldaña o Margarita Dalton, aunque ella sigue en Oaxaca, una literatura que yo siempre admiré”, dijo.
(Con información de Excélsior y La Jornada)