Recrudece la violencia del conflicto palestino israelí que estalló al inicio del Ramadán
Redacción / Ciudad de México
En el área metropolitana de Tel Aviv fueron disparados al menos 130 cohetes este martes, de acuerdo a lo informado por diferentes medios internacionales. En la ciudad se concentra la mitad de la población de Israel. La ofensiva «sin precedentes», como escribe Juan Carlos Sanz en el diario EL PAÍS, «por parte de las milicias palestinas islamistas», desencadenó una escalada bélica. El ejército israelí ha lanzado operaciones contra más de 140 objetivos palestinos en los que han muerto un total de 30 personas de las cuales, 10 son niños.
Hamás había amenazado con atacar Israel luego de que cientos de palestinos resultaran heridos el lunes en un enfrentamientos con la policía israelí en un lugar sagrado para los musulmanes en Jerusalén, la mezquita de Al Aqsa, en la Ciudad Vieja de Jerusalén, según informa la BBC.
En la Ciudad Vieja, asentada en Jerusalén Oriental, se encuentran algunos de los lugares religiosos más sagrados del mundo: la Cúpula de la Roca y la propia mezquita de Al Aqsa de los musulmanes, el Monte del Templo y el Muro de las Lamentaciones de la religión judía y el Santo Sepulcro de la religión cristiana. Ambas partes, palestinos e israelíes, reclaman su derecho sobre ella. Los barrios que también forman parte de ella son el cristiano y el armenio.
«Israel considera a toda la ciudad como su capital, aunque no es reconocida como tal por la mayor parte de la comunidad internacional, y los palestinos reclaman a Jerusalén Este como la futura capital de un futuro Estado independiente», se explica en una nota de la BBC.
En este encuentro donde los palestinos arrojaron piedras a los policías antidisturbios israelíes y éstos dispararon balas de goma y gases lacrimógenos, hubo 300 palestinos heridos, así como una veintena de agentes israelíes.
Desde 2017 no se vivían este tipo de disturbios en Jerusalén. Lo que se experimenta estos días responde a una disputa de largo aliento por parte de colonos judíos para hacerse de las casas de palestinos en el este de Jerusalén anexado por Israel.
En la capital económica de Israel, las alarmas antiaéreas se activaron a las 21 horas cuando vencía un ultimátum dado por «Hamás y la Yihad Islámica para que la aviación israelí dejara de bombardear el enclave de Gaza», como se menciona en la nota antes citada de El PAÍS. Los enfrentamientos se han multiplicado en las últimas horas.
A través de un mensaje televisado y luego de conocerse el deceso de dos civiles en Ashkelon, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu dijo que se iba a ampliar la intensidad y la frecuencia de las operaciones militares: «Hamás y la Yihad Islámica pagarán un alto precio por su beligerancia», señaló.
Por su parte, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmoud Abbas, condenó las acciones israelíes.
«El brutal asalto de las fuerzas de ocupación israelíes a los fieles en la sagrada mezquita Al Aqsa y su explanada es un nuevo desafío para la comunidad internacional», dijo su portavoz Nabil Abu Rudeineh.»
El ala militar de Hamás amenazó con dirigir los lanzamientos «hacia los rascacielos de Tel Aviv» si proseguían los bombardeos masivos sobre Gaza. Cumplió su amenaza.
«Las imágenes llegadas desde Gaza, donde Israel no permite el acceso a la prensa extranjera tras haber cerrado el paso fronterizo de Erez, mostraban este martes un edificio de ocho plantas y otros inmuebles desplomados tras los bombardeos. Un bloque de 13 pisos de altura colapsó también al ser alcanzado por un misil israelí. Una de sus plantas albergaba una oficina política de Hamás. Los vecinos de la zona fueron alertados con una hora de antelación —práctica habitual del Ejército en Gaza— de que debían evacuar sus casas», se describe en El PAÍS.
De acuerdo a lo que informa la BBC, «los negociadores del Cuarteto para Medio Oriente —Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y la ONU— han expresado su profunda preocupación por la violencia, instando a todas las partes a mostrar moderación.
Imagen de portada: Edificio derrumbado tras un ataque israelí en Gaza / AFP / El PAÍS / © Mahmud Hams