En 2019 la instalación de los arquitectos Virginia San Fratello y Rondald Rael en el muro fronterizo entre EEUU y México se hizo viral. Este año es reconocido con la presea Beazley
Ana León / Ciudad de México
La construcción del muro fronterizo entre EEUU y México fue un tema central y polémico en la administración de quien hoy dejó de ser presidente del vecino país del norte, Donald Trump, quien además enarboló durante todo su mandato una especie de discurso nativista y de rechazo a migrantes y nativos vulnerables. Hoy vemos cómo ese discurso de miedo al migrante, de rechazo al otro, ha llegado hasta las frontera sur donde el ejército de Guatemala se enfrentó a la caravana de migrantes hondureños en Chiquimula, mientras que nuestro país se ha blindado frente a su llegada.
De cara esta realidad, en nuestra frontera norte, en julio de 2019, se desplegó un proyecto que desde el diseño trata de plantear y replantear la concepción que tenemos de los límites físicos impuestos. El proyecto llevó por nombre Teeter-Totter-Wall, una propuesta del estudio Rael San Fratello, integrada por Virginia San Fratello y Rondald Rael, que colocó tres sube y baja color rosa mexicano cruzando una sección del muro fronterizo; conectando así a los habitantes de ambos lados.
Niños de El Paso, Texas y de la comunidad de Anapra, en Juárez, jugaron juntos a pesar del muro de seis metros. Con una fuerte carga política, al activarse este diseño con los cuerpos de los habitantes de ambos lados de la frontera, simbólicamente se rompieron las barreras políticas y geográficas de una de las zonas de más violencia y conflicto de nuestro país. «Lo que haces en un lado tiene un impacto en el otro», declaró San Fratello a CNN en 2019.
El diseño fue una colaboración con el colectivo de Juárez, Chopeke, una comunidad de jóvenes católicos que, como ellos mismos se decriben, responde a la realidad social fronteriza desde la arquitectura socio-ambiental para corregir las desigualdades y mejorar la calidad de vida bajo la opción preferencial por los mas pobres.
En su cuenta de Facebook, al saber del premio agradecieron la oportunidad de colaborar con el estudio y «sobre todo, la oportunidad de cuestionar al 1% a las personas con poder, para evitar la separación de las familias y hermanos en situación de movilidad que buscan una vida mejor, migrar es un derecho».
Este proyecto demoró diez años en desarrollarse y lograrse, por las dificultades que la misma zona implica y sólo estuvo activo alrededor de veinte minutos.
Este año, el proyecto fue reconocido con el Premio Diseño Beazley 2020, premio anual organizado por el Design Museum de Londres.
Aquí puedes conocer más del trabajo de Rael San Fratello y aquí de Colectivo Chopeke.
Todas las mágenes: Rael San Fratello