Desde las pinturas rupestres de la Edad de Hielo, a la guerra entre sapiens y neandertales, hasta la vida en la Vía Láctea.
Ciudad de México/Huemanzin Rodríguez.
En 2020, en plena pandemia, diversos estudios e investigaciones permitieron saber más de los seres humanos y su entorno a lo largo de miles de años; y saber que la presencia humana en América es más antigua de lo que se pensaba, que la guerra entre sapiens y neandertales fue muy larga y que tal vez, nuestra civilización en el universo, es joven con relación a otras según la ecuación de Drake. Para iniciar el año, aquí un recuento que poco a poco nos lleva atrás miles de años, entre el Amazonas, Zacatecas, Siberia, Oriente Medio y hasta al mismo inicio del tiempo.
Pinturas rupestres de la Edad de Hielo en la selva.
A principios de diciembre se dio a conocer el hallazgo de pinturas rupestres en la selva del Amazonas, en la parte colombiana. Se trata de miles de imágenes repartidas en 12 paneles, en tres cavidades del Cerro Azul de la serranía La Lindosa. El equipo de investigadores que trabaja en la zona piensa que las pinturas rojizas, con base de ocre, fueron hechas por cazadores-recolectores que comían frutos de árboles y palmeras; además de ranas, serpientes, caimanes, pirañas, armadillos, tepezcuintles y carpinchos.
Las pinturas con una antigüedad entre 11 mil 800 y 12 mil 600 años, fueron hechas a gran altura, por lo que los antiguos humanos tuvieron que crear estructuras probablemente de madera para poder lograrlas. Las imágenes muestran la interacción humana con la fauna del momento, mucha de ella ya desaparecida. Entre las rocas se observan imágenes de tortugas, murciélagos, ciervos, tapires, caimanes, monos y puercoespines; así como perezosos gigantes, mastodontes, caméllidos, caballos y ungulados de dedos tronco (animales que caminan o se impulsan con dos dedos como pezuñas, como las cabras).
El período en que las imágenes fueron pintadas coincide con el cambio que vivió la región que era una sabana con bosques tropicales y matorrales, al bosque tropical de hoja ancha que se mantiene hasta la actualidad.
Este anuncio se ha dado al inicio de un proyecto de cinco años, que busca entender las formas de caza y pesca, cómo esos humanos desarrollaron el cultivo y sus actividades impactaron en la zona. Esta investigación coordinada por elementos de la Universidad de Exeter (en Reino Unido), la Universidad de Antioquia en Medellín y la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá; actualmente trabaja en la catalogación de las pinturas rupestres y la identificación de la fauna representada.
Los americanos son más antiguos de lo que se pensaba.
Por décadas se pensó que los humanos llegaron a América desde Siberia hace 13 mil años, su paso fue por el puente conocido como Beringia, formado durante la última glaciación en el Estrecho de Bering. Esta teoría se basa en la cantidad de material pétreo hallado en Norteamérica con una técnica llamada Clovis, que tiene ciertas particularidades en el tallado de las puntas de lanzas. Sin embargo, en un artículo publicado en agosto pasado en la revista Nature, la presencia humana en este continente pudo ocurrir entre 26 mil 500 y 19 mil años atrás.
La investigación es el resultado de 10 años de trabajo y exploración en la cueva del Chiquihuite en Zacatecas, donde Ciprian Ardelean, de la Universidad Autónoma de Zacatecas, junto con sus colegas, encontraron más de mil 900 objetos y herramientas tallados en piedra caliza y basalto. Ardelean, arqueólogo e historiador rumano egresado de la Universidad de Exeter, en Reino Unido y de la ENAH, en México; se ha interesado principalmente en la prehistoria temprana estadounidense y el poblamiento de América. Como profesor-investigador en la Universidad de Zacatecas, ha buscado en áreas de difícil acceso como tierras altas y desiertos, presencia humana en torno al Trópico de Cáncer. Actualmente lidera el proyecto internacional «Cazadores del Pleistoceno del Altiplano Norte».
Las piezas encontradas fueron enviadas a un laboratorio en Reino Unido, tres en Estados Unidos y al Laboratorio Nacional de Espectrometría de Masas con Aceleradores (LEMA) del Instituto de Física de la UNAM; con la finalidad de ser datados a través de la técnica de radiocarbono. El resultado ubica a la ocupación de la cueva entre 33 mil 150 y 31 mil 405 años, lo que significa que es un período previo a el Último Máximo Glacial, es decir, antes de que fuera posible Beringia. Esta investigación impulsa a buscar restos humanos en otras zonas para entender mejor la Historia de nuestra especie en el continente.
Un rinoceronte lanudo de la Edad de Hielo fue descubierto en Rusia.
El calentamiento global ha derretido el permafrost, como se conoce a esa capa de hielo que desde el Pleistoceno ha quedado bajo la tierra en las zonas frías del planeta. Por ello, la región de Siberia se ha convertido en un lugar importante en los últimos años para el descubrimiento de fósiles. Es el caso de un pequeño rinoceronte lanudo, de tres años de edad, que vivió hace 20 mil a 50 mil años, con sus órganos intactos. La noticia se dio a conocer el 31 de diciembre. Fue encontrado por un lugareño de la región de Yakuita, muy cerca de donde en 2014 encontraron a Sasha, otro rinoceronte lanudo que vivió hace 34 mil años. A diferencia de Sasha, se sabe que este pequeño rinoceronte murió ahogado, es notorio su cuerno con el que se ayudaba para alimentarse y resulta toda una extrañeza para los científicos ya que suele ser una parte del cuerpo que no soporta demasiado el paso del tiempo. También se dio a conocer que tejido blando como el hígado, los intestinos y los genitales están en condiciones excepcionales de conservación. En esta zona del nordeste de Rusia, en las islas de Lyakhovsky, también por derretimiento del permafrost, en septiembre pasado fueron encontrados los restos de un oso que se cree vivió hace 22 mil a 39 mil 500 años. Sus dientes, hocico y nariz tienen un excelente estado de conservación. Se cree que es pariente del gran oso pardo que actualmente vive en Eurasia.
Una guerra de 150 mil años entre Sapiens y Neandertales.
En el mes de noviembre, el paleontólogo y biólogo evolucionista Nicholas Longrich, de la Universidad de Bath (Reino Unido), presentó en la revista The Conversation, un artículo titulado: Guerra en la época de los neandertales: Cómo nuestra especie luchó por la supremacía durante más de cien mil años. A partir de la paleontología y la biología, Longrich propone una guerra familiar bastante larga.
Tanto el Homo Neanderthalis y el Homo Sapiens compartieron un origen común en África, pero tomaron caminos diferentes hace más de 600 mil años. Los neandertales fueron los primeros en adentrarse en Asia y luego Europa, territorios que dominaron varios miles de años. Eran grandes cazadores, con un desempeño físico muy atlético, sin embargo, el especialista considera que el Homo Sapiens fue mejor para la guerra. Es decir, el neandertal estuvo en la cima como depredador hasta que se encontró con el Sapiens, menos corpulento y probablemente con mejores capacidades de adaptación tanto para alimentarse como para la estrategia.
Neandertales y Sapiens compartían grandes similitudes no sólo físicas (sus cráneos y esqueletos son muy similares), también su ADN es compatible en un 99.7%; y tuvieron las mismas costumbres pues sepultaban a sus muertos con adornos de flores, usaron el fuego, pintaron en cavernas e hicieron construcciones con rocas.
Los registros paleontológicos muestran el mundo violento que vivieron las especies: Huesos rotos por golpes directos, traumatismos craneales y en un caso más evidente, los restos de un neandertal con una lanza que le atravesaba el pecho, descubiertos en la cueva Shanidar en Irak. Longrich piensa que los neandertales fueron los suficientemente buenos para defenderse, por eso es que el Homo Sapiens tardó en salir del continente africano, ya que los neandertales habían dominado por miles de años Europa y Asia, territorios donde prosperaron. De hecho, se cree que hubo un intento Sapiens por tomar los territorios neandertales en lo que hoy es Turquía y Grecia y hasta mucho tiempo después, fueron los largos enfrentamientos definitivos en Oriente Medio.
Los neandertales aparecieron en la Tierra 200 mil años antes que los sapiens y los últimos registros hasta ahora conocidos de su presencia, han sido localizados en Gibraltar con una antigüedad de 28 mil años. Después de eso, desaparecieron.
En septiembre de 2020, sobre el mismo tema, fueron publicados los libros La vida contada por un sapiens a un neandertal (Alfaguara) de Juan Luis Arsuaga y Juan José Millás; y El sapiens asesino y el ocaso de los neandertales (Ed. Almuzara) de Bienvenido Martínez Navarro. En su cuenta de twitter, @NickLongrich suele compartir otros artículos sobre biología evolutiva y paleontología.
La nuestra, una civilización tardía vs. la ecuación de Drake.
En 1961 el astrónomo Frank Drake, pionero en los programas en la búsqueda de vida extraterrestre, presentó lo que conocemos como la ecuación Drake, para calcular cuántas civilizaciones podrían encontrarse en la Vía Láctea. Las variables básicas son tres: la formación de estrellas similares al Sol, de éstas cuáles son las que tienen planetas y de éstos, los mundos habitables en el sistema estelar donde el agua líquida se pueda acumular y fluir. A partir de esta ecuación un nuevo estudio, publicado en The Astronomical Journal y divulgado en la pasada edición de noviembre de Nathional Geographic, revisó los datos acumulados por las naves espaciales Kepler (NASA) y de Gaia (Agencia Espacial Europea). De Kepler tomaron los planetas con un tamaño similar a la Tierra y que al parecer no son gaseosos, y de Gaia la temperatura y tamaño de las estrellas que estos planetas orbitan.
De las mil millones de estrellas cercanas, han detectado a cientos de millones de planetas del tamaño como la Tierra, entorno a estrellas como el Sol, esto es entre el 37 y el 60 por ciento de la Vía Láctea, mucho más de lo que pensaban los científicos. Aunque son demasiados planetas, este es un gran descubrimiento ya que, en 1961 cuando Drake presentó su ecuación, se desconocían planetas más allá del Sistema Solar. Hoy se sabe que el planeta más parecido a la Tierra está a 20 años luz de distancia y se llama Kepler-186f. Después de esta aproximación, se tienen que considerar otras cuatro variables en la ecuación de Drake para el desarrollo y evolución de la vida. Hoy también sabemos que algunos planetas del Sistema Solar pudieron albergar vida microbiana, pero aún estamos lejos de una civilización extraterrestre que permitiría completar la ecuación de Drake.
Cinco meses antes de que se publicara este estudio, un par de científicos ingleses de la Universidad de Notthingham (Reino Unido), el astrofísico Christopher Conselise y el ingeniero Tom Westby también en The Astronomical Journal, dieron a conocer su teoría de que existen sólo 36 civilizaciones con capacidad de comunicación (entendidas a partir de la humana que es la única civilización que se conoce) en la Vía Láctea. Su enfoque se ajustó a mundos y estrellas ricos en metales como lo tienen la Tierra y el Sol, y un tiempo de cinco mil millones de años que es lo que ha necesitado la Tierra para desarrollar vida.
Para Conselise este estudio puede darnos indicios de nuestra propia civilización, debido a las distancias que hay en la Vía Láctea, si se encuentran otras civilizaciones nos permitirá saber que la nuestra podría durar algunos cientos de años más. Si no se encuentran, entonces habrá que repensarnos como especie.
Esto parece haber influenciado el enfoque de un equipo de investigación del Instituto de Tecnología de California y el Jet Propulsion Laboratory de la NASA, que a finales de diciembre de 2020, en su servidor de prepublicaciónes, consideran que han podido existir otras civilizaciones en la Vía Láctea, pero todas hoy están muertas.
También basados en la ecuación de Drake, han delimitado el momento mejor para la formación de la vida en 8 mil millones de años posteriores a la formación de la galaxia, a una distancia de 13 mil años luz de su centro, donde las estrellas similares al Sol son más frecuentes.
El estudio considera las observaciones de la nave espacial Kepler y el telescopio Hubble, y a partir de todas las variables piensan que la humana es una “civilización fronteriza”. Todo esto, que está en los territorios de la investigación constante y la suma de variables cambiantes, lleva a la pregunta del desarrollo de nuestra civilización. Una parte de los científicos considera que los humanos desaparecemos, como ha sucedido con otras especies, ya sea por el calentamiento global o por otras posibilidades del ciclo cósmico (muchos estudios al respecto se han publicado al respecto en los últimos 50 años); otros creen que será una autodesterucción ya sea por nuestros hábitos o simplemente, por la guerra, algo que no sería nuevo en la breve historia del homo sapiens.
Imagen de portada: Pinturas rupestres en La Lindosa, Colombia.