La artista visual peruana nos lleva por una serie de memorias y construcciones que en conjunto reflexionan sobre aquello que nos da certeza como individuos, nuestra relación con los lugares en los que nos arraigamos y el inagotable ánimo de domesticarlo todo
Ciudad de México (N22/Redacción).- Peruana nacida en Iquitos, pero afincada en Barcelona; se formó en la carrera de Bellas Artes, en la escultura y en la investigación. Artista visual que integra a su práctica los relatos de ficción, el uso de la palabra como recurso narrativo, el tiempo, la abstracción, los pequeños detalles y el juego de la memoria. Elementos que se insertan en los trabajos en video de Lúa Coderch. Aquí, cuestiona la realidad e incluso la institución del arte contemporáneo.
Shelter es uno de sus últimos trabajos en video. Shelter se puede ver estos días y hasta el 14 de diciembre, en la Sala 10 del MUAC. La ventana digital que el museo ha abierto para el público, para acercar la experiencia del arte en estos meses en los que la distancia es imprescindible.
En este trabajo audiovisual, Cordech lee una serie de cartas y mientras lo hace, construye un refugio temporal, provisiona, con elementos sencillos. Espacios temporales que sólo sirven para pasar una noche a la intemperie y que la artista usa para construir, también, una metáfora de aquello que nos hace tocar tierra, que nos da certeza y que se convierte en norte cuando hemos perdido la ruta: el amor, la confianza en los amigos, la familia, las experiencias vividas, los recuerdos o los afectos.
Llevando en una mochila los materiales y recolectando otros más en el lugar donde emplazó estos espacios, Lúa pasó tres años recorriendo geografías diversas donde, durante un día, construía estas estructuras; ésta es la raíz de una correspondencia imaginaria que en voz off relata ideas e impresiones personales que estructuran relaciones con las formas en que habitamos el mundo: una intensa relación entre el lugar y la persona.
Como Heidegger, que pasó cinco décadas en La cabaña, en las montañas de la Selva Negra al sur de Alemania, en el ejercicio de Coderch, hay un intenso reclamo de intimidad emocional e intelectual con el “edificio”, lo que le rodea y el paso del tiempo. La forma en la que somos y cómo nos encuentra el paisaje. Pero también respecto a la contrucción, «construir», señala el filósofo, «no es sólo medio y camino para el habitar, el construir es en sí mismo ya el habitar».
Otro punto de lectura en esta obra es la inmensidad de la naturaleza respecto a lo pequeño del ser humano junto a su insistente ánimo de colonizarlo todo, poseerlo, poseer la naturaleza aunque sea de una forma tan velada y tan sutil como lo plantea la artista en el video. Ese ánimo inagotable de domesticar el entorno. Pero, al mismo tiempo, el refugio se asocia al cuidado, un espacio de protección respecto a la intemperie. Pero que refleja la fragilidad humana en la fragilidad de lo construido. ¿Qué es la casa sino personas y memorias, momentos en soledad también?
El video se puede ver aquí: https://muac.unam.mx/exposicion/sala10-lua-coderch