Pensar la funcionalidad es una de las prioridades en el desarrollo de estas tecnologías, pero es determinante la estética y la accesibilidad, puntos en los que se centra esta propuesta de tecnología robótica mexicana
Ciudad de México (N22/Ireli Vázquez).- Hasta hace pocos años tener una prótesis biónica era casi imposible. Pues al tener costos elevados y ser de marcas internacionales, el acceso a ellas era para cierto sector de la población. El desarrollo de la tecnología ha hecho que cada vez ésta y sus derivados sean más accesibles a toda la gente. Un ejemplo de ello es Probionics, empresa 100% mexicana que busca replantear la necesidad y la accesibilidad de prótesis mecánicas al alcance de todos.
«Hay una situación que sorprendentemente todavía prevalece, que es la ausencia de tecnología, de innovación en estas áreas aquí en México. Yo te podría decir que en la mayoría de los países que no son «primermundistas» como le llaman, una persona amputada tiene prácticamente dos opciones: tener una prótesis mecánica de gancho, con un cable, de esas que ponía y sigue colocando el IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social) o la solución de un guante cosmético que de la apariencia de que están íntegros, pero no es así», mencionó en entrevista Luis Armando Bravo, director y fundador de Probionics.
Luis Armando, estudiaba medicina en el Instituto Politécnico Nacional, al ser voluntario en urgencias de un hospital del IMSS, le toco ser testigo de varios casos de amputación, lo cual le comenzó a mover varias situaciones dentro de su vida personal y profesional. «Hubo un primer caso de un muchachito de mi edad, en aquel tiempo yo tenía pues más o menos veinte años y a los veinte años ver a este jovencito de mi edad, sin brazos, me sembró un interés muy grande, más allá de la medicina, de saber cómo podíamos ayudarle a completar una terapia integral que le garantizara no tener dolores, no tener esta sensación de miembro fantasma, recobrar su movilidad, de tener más fuerza en sus movimientos, desde el punto de vista físico, pero quizá más importante: ¿cómo podría recuperar él la esperanza.»
Como si de suerte se tratara, a Armando le llegó un folleto de la carrera en Ingeniería Biónica, «me enamoré con la tira de materias que vi, una fusión entre el área médica y el área de ingeniería, y ahí comencé inmediatamente a ver cómo me podía cambiar de carrera para estudiar biónica y poder, así, hacer el desarrollo de una extremidad artificial que pudiera ayudarle a él y a este tipo de personas que tienen la desgracia de sufrir una amputación, a hacer una vida más digna», explicó.
Actualmente, Probionics lleva diez años de desarrollarse en donde todos los recursos y la tecnología que se ha invertido ha sido para la creación de una línea tecnológica de prótesis biónicas para amputaciones de miembro superior, que va desde las amputaciones parciales de mano, es decir los dedos, hasta una prótesis que se puede configurar para una amputación de pérdida total de brazo hasta el hombro.
Los componentes de estas prótesis son piezas de aluminio y nailon talladas por una máquina especial y conectados a tarjetas electrónicas, sensores y una batería con autonomía que dura un par de días. Éstas pueden ser tan precisas como para abrir una botella, pero también pueden hacer funcional su trabajo en acciones como levantar un objeto pesado, así como ejercer fuerza para otras cosas.
Según el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), cada año en México se realizan 128 mil amputaciones de extremidades, la mayoría por enfermedades degenerativas como la diabetes. Sin embargo, también existen los casos de pacientes que sufren diferentes tipos de accidentes por los cuales pierden una extremidad.
«Es bien importante para nosotros no haber perdido el foco de que esto tenía que ser funcional, o sea, antes que estético tenía que ser funcional, ya después darle la mejor estética. El pensar en introducirnos en ese gap, en esa oportunidad de aportar un producto que se comporte como un producto electrónico, pero que tenga un peso parecido al mecánico, y es ahí donde nació nuestra intención de hacer un desarrollo que se sumara a esta área», explicó Bravo.
Este emprendimiento también nos recuerda la creciente innovación en México y su potencial industrial y tecnológico aún por explotar.
«Mi propósito tuvo un buen resultado, tuvo un resultado satisfactorio, y evidentemente no me siento arrepentido de haber invertido tanto tiempo, tanta energía, tantos recursos materiales, financieros, etcétera, en esta primera entrega tecnológica que ya cambia vidas y esperemos cambiar más».
Funcionalidad-costo
Según el ingeniero Bravo, una prótesis de gancho (para amputación arriba de codo), su precio aproximado es de 50 mil pesos y una prótesis electrónica de brazo con las mismas características tiene un costo aproximado de cinco millones de pesos.
Es ahí donde el ingeniero se atrevió a desarrollar una tecnología que fuera accesible, pero con todos los avances posibles.
«Es una pregunta que muy a menudo me hacen, ¿Por qué es más accesible con toda la tecnología aplicada, si es muy parecida a las de marca extranjera? La unidad de marca alemana ronda el millón de pesos y el de nosotros es diez veces más económico. ¿Cómo es que esto sea posible?, yo te respondería que tal vez la empresa alemana se tardó cinco años en desarrollar este producto y tenía treinta ingenieros alemanes a cargo del desarrollo, entonces pagarle el sueldo a un investigador en el extranjero, es muy diferente a la percepción que se paga aquí en México; a lo que voy es que el desarrollo por el pago, por las horas de capital humano, es muy diferente a hacerlo en extranjero que hacerlo en México, eso como primer factor; y como segundo factor, aquí realmente hemos metido las manos muy pocas personas, personas muy selectas en el desarrollo de esta tecnología, por lo tanto no hay que pagarle a tantas personas por el desarrollo que a eso súmale que aparte lo hicimos en México, entonces con el agravante digamos a nuestro favor que nosotros somos dueños de la tecnología», explicó.
Sobre el funcionamiento de las prótesis, Bravo comento que «a través de su voluntad y mentalmente pueden mandar a apretar los músculos que le quedan a nivel de la amputación, entonces lo educamos, lo instruimos, para que el paciente aprenda a moverlo, apretarlo suavecito, apretarlo de manera media y apretar de manera fuerte, entonces ahí ya tienes tres señales, si éstas las combinas con el factor del tiempo, pues bueno, ya tienes una matriz muy grande de posibilidades para controlar la prótesis.»
«De lo funcional vienen muchas características que tiene que tener el sistema para cumplir con esta situación funcional. Puede haber algo muy funcional pero muy pesado, entonces el paciente no lo iba a poder tolerar tanto tiempo; puede ser funcional, pero con muchos cables por fuera, bueno, pues también la ropa se atora, es decir es muy fácil decir funcional, pero para sostener, para apalancar la funcionalidad máxima se deben de cuidad muchos factores que nosotros hemos hecho y que nos dan la oportunidad de poder apreciar funcionalidad en nuestros pacientes», concluyo el ingeniero.