Se calcula que millones de animales, muchos de los cuales no se encuentran en ningún otro continente, pueden haber perecido; un apocalipsis biológico que pocas veces se ha visto
Ciudad de México (N22/Redacción).- En días recientes ha estado circulando una cifra de los animales que pudieron haber muerto en los incendios que azotaron a Australia: 480 millones de ejemplares.
Esta es la cifra que dio el profesor Chris Dickman, experto en biodiversidad australiana de la Universidad de Sídney; lo explicó para el medio BBC. Para llegar a ese número calcularon que «tan sólo en los tres millones de hectáreas que se quemaron en Nuevo Gales del Sur, es probable que hasta 480 millones de mamíferos, reptiles y aves han resultado directamente afectados por los incendios».
El miércoles 8 de enero, el profesor rectificó, asegurando que la cifra total de animales muertos en Nueva Gales del Sur asciende a 800 millones, con un impacto total de mil millones en todo el país. El cálculo se basa en un informe que publicó en 2007 para el Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF) sobre el impacto de la eliminación de la vegetación y deforestación en la vida silvestre del estado australiano de Nueva Gales del Sur. En el estudio se calculó que, en promedio, hay 17.5 mamíferos, 20.7 aves y 129.5 reptiles por hectárea. El profesor después multiplicó esos números de animales por la cantidad de tierra destruida por los incendios.
Sin embargo, la cifra que presenta el experto sólo incluye a especies en Nueva Gales del Sur, y los incendios ya se han extendido a otros estados como Victoria, de manera que es probable que muchos más animales estén afectados por los incendios.
«Creo que son las especies menos móviles y las más pequeñas, que dependen del propio bosque, las que realmente están en la línea de fuego y las que resultan directamente afectadas. Ésta ha sido una situación muy trágica para los koalas. Hay cálculos de unos ocho mil koalas que han muerto por los incendios en el norte de Nueva Gales del Sur y cerca de 30% del hábitats de éstos en el norte del estado ha resultado afectados».
El experto agrega que muchos de los animales que han sobrevivido a los incendios podrían morir posteriormente debido a la falta de alimento y refugio que resultan de la pérdida de sus hábitats. Y es que los incendios forestales no sólo queman a los animales, sino que crean eventos de hambrunas. Las aves pierden sus árboles de reproducción y las frutas e invertebrados que los alimentan. Hasta ahora se calcula que los incendios han destruido 5.8 millones de hectáreas de bosques australianos.
Los mamíferos que viven en la tierra y que logran sobrevivir emergen de los incendios para encontrar terrenos abiertos sin lugares para esconderse, algo que los ecologistas describen como «campos de cacería» para gatos salvajes y zorros.
«Muchas decenas de especies amenazadas han recibido un duro golpe en estos incendios», le dijo al diario The Guardian la profesora Sarah Legge, de la Universidad Nacional Australiana. En algunos casos, agregó, «casi toda su distribución ha sido quemada.»
La ayuda
En el bosque que se encuentra al de sureste de Australia un convoy de automóviles huyó de los incendios con un gran cargamento: once koalas, quince canguros, cinco pollos, dos zarigüeyas, dos perros y un lori.
Ahora Susan Pulis, administra un refugio para animales salvajes. Ella reunió a sus amigos para que envolvieran a los animales en cobijas y cestas y los llevaran a un lugar seguro en la costa. Una amiga vació una habitación en la planta baja de su casa para albergar a cinco canguros. Pulis metió a las crías de los marsupiales en sacos hechos con colchas y los resguardó en la sala de estar de otro conocido.
«Desde los incendios se comportan de manera muy distinta, están muy alterados» dijo Susan para The New York Times.
Además de matar al menos a 24 personas, destruir más de mil 400 hogares y devastar casi seis millones de hectáreas, los incendios forestales también han afectado sobremanera a la renombrada fauna australiana. Muchos de los animales de los cuales no existen en otros continentes, han fallecido, lo que representa una devastación de ecosistemas únicos del país.
«Hemos llevado a muchas especies que no estaban amenazadas a estar en peligro de extinción, si no es que a la extinción», dijo Kingsley Dixon, ecologista y botánico de la Universidad Curtin en Perth. Incluso los animales que sobrevivieron huyendo o escondiéndose, podrían morir de deshidratación o inanición, añadió Dixon. «Es un apocalipsis biológico que pocas veces se ha visto», sostuvo.
La fauna en Australia ya estaba bajo amenaza antes de estos incendios, debido a los cambios que los humanos han creado en el entorno. La agroindustria es uno de los principales contribuyentes a la deforestación, que dañan poblaciones de animales silvestres, según afirman los científicos.
Los estimados de pérdidas de vidas animales y las imágenes desgarradoras de koalas carbonizados durante esta desastrosa temporada de incendios forestales han extendido la preocupación por todo el mundo. Un grupo de mujeres que hacen colchas en los Países Bajos han hecho mitones para los koalas que tienen las patas quemadas. Los neozelandeses están cosiendo bolsas para los marsupiales bebés y chales para los murciélagos.
No solo la fauna ha sido arrasada. En Batlow, a 460 kilómetros al suroeste de Sídney, un video grabado por un reportero mostró los cuerpos carbonizados de ovejas y vacas desperdigados por la carretera. Ver tantos cadáveres así ha despertado temores biológicos en todo el país.
Buchan, una zona agrícola en el estado sureño de Victoria, también se ha visto severamente afectada, pues los agricultores han tenido que sacrificar al ganado que se quemó justo cuando la sequía ya había dificultado sus actividades de subsistencia.
Para proteger la fauna de Australia, los rescatistas como Pulis, que a finales del mes pasado huyó del bosque a la costa, están lidiando con los cambios inmensos que ha habido en la naturaleza, pero a una escala pequeña. Ellos solos no pueden salvar la vida silvestre de Australia, pero su labor está reforzando las ideas de los científicos de que la intervención será cada vez más necesaria para proteger a los animales en un planeta más caliente.
En el pueblo de Mallacoota, arrasado por el fuego, un hombre dice que ha rescatado a nueve koalas, para los que la comunidad ya está construyendo un albergue. Otros han dejado fuera semillas, agua y pastos para la fauna hambrienta y deshidratada.
Para otros, la tarea ha sido más sombría. Una mujer le dijo a la Corporación de Radiodifusión Australiana que ha estado revisando los marsupios de canguros muertos en búsqueda de cachorros y marcando los que están vacíos para que otros rescatistas no tengan que repetir el esfuerzo.
Por todo el país, los australianos se han unido para ayudar a encontrar, alimentar y rehabilitar a los sobrevivientes.