Modificar coches clásicos y bicicletas, manifestación de la cultura chicana, se ha convertido para algunos grupos en un rasgo de identidad y de pertenencia
Estado de México (N22/Ohmar Vera).- El Lowrider es una forma de manifestación de la cultura chicana (cultura mexico-americana), en la cual se modifican coches clásicos y bicicletas como una forma de vivir y manifestarse ante la sociedad. Este movimiento contracultural surgió a finales de los años sesenta en el estado de California, EEUU, difundiéndose rápidamente a otros estados, mayormente a Texas, Arizona y Nuevo México. Actualmente, en México existen varios clubes de Lowrider, en su mayoría compuestos por chicanos que radican en México y que desde su llegada han traído esta cultura para quedarse.
David, mejor conocido como “El pizarrón” por su rostro tatuado, recuerda cómo fue que llegó hace más de ocho años a la Ciudad de México para fundar el club Lowriders chilango:
«Yo soy un bato que soy deportado, me deportaron acá a México y he estado organizando el club de chilangos desde hace ocho años. La moda chola nunca ha rifado en México, pero nosotros lo hacemos en situación de que también los cholos tenemos cultura, carros, bicicletas, tatuajes, una mujer, una reja los que han estado en la prisión. Solamente así podemos salir a paso con la sociedad que nos critica.»
La realidad es que muchos de los chicanos, o mejor dicho, en este caso, los “cholos” que han traído su cultura a nuestro país, han sido deportados por algún problema legal o familiar del otro lado de la frontera; Gonzalo, a quien apodan “El peewee”, desde hace un par de años que llegó al Estado de México ha trabajado en modificar su Cadillac junto a sus carnales del club Lowrider Nobleza
«En realidad me deportaron por bronquillas que tuve y pues ya traigo esa pasión machín, y dije, ‘pues aquí tengo que hacer uno igual’ y pues aquí está mi Cadillac. Ahora sí que desde morro empecé a ver las revistas y los carrillos y pues me entró la pasión por eso. Ya después empecé de chalán en un taller a barrer y a limpiar la herramienta y de ahí empecé a agarrar el rollo. Y de ahí para acá pues ya es mi estilo de vida.»
Dentro de los Lowriders hay coches y bicicletas que cuentan con las mismas características de tener suspensiones bajas o, como se dice, están “achaparrados”, pinturas en tonos brillantes y modificación de sus piezas; para Juan Carlos, originario de Los Ángeles California, su orgullo es su coche Montecarlo, al cual le dedica todo su tiempo y dinero:
«Esta cultura viene de Los Ángeles, ahí crecí, ahí viví en la infancia y de ahí traigo esta cultura de modificar los carros, camionetas y pinturas exóticas. Esta historia era que estos carros no los podías traer tan bajos porque te multaban las autoridades de Estados Unidos, entonces tuvieron la idea de ponerles las bombas para cuando viniera la policía subirlos y cuando se fueran, volverlos a tumbar y ‘vámonos’. Mi consentido, el Monte Loco, es un Montecarlo, está modificado desde la pintura, el interior, motor original, rines, llegar a tenerlo así en tiempo me ha costado alrededor de ocho meses y en dinero más de 150 mil pesos.»
Muchos de los integrantes de los grupos y clubes de Lowriders llegaron a nuestro país dejando atrás una vida de pandillerismo y drogas, que para ellos fuera de Estados Unidos no tiene mayor sentido; hoy el motor de su vida es su pasión por los coches y bicicletas modificados; sin embargo, han de luchar por mantener esta cultura y orgullo en un país en que, ya sea por ignorancia o por miedo a lo desconocido, es tachado por la sociedad.
El Peewee:
«Te podría decir que es mi único vicio pues no fumo ni así, todo mi dinero aquí se va.»
Juan Carlos:
«Dejas drogas, el alcohol, por invertirle dinero al carro, porque se hace un vicio. Bueno, algo que disfrutas con tu familia.»
El Pizarrón:
«El pandillerismo lo dejamos atrás. Ahorita estamos fomentando la cultura Lowrider, carnalismo, solamente familia.»