Una breve conversación con el escritor venezolano Rodrigo Blanco Calderón sobre su país de origen y la forma en que aborda sólo un fragmento de su crisis
Guadalajara (N22/Karen Rivera).- Rodrigo Blanco es un escritor originario de Venezuela que recientemente recibió el Premio de la Bienal de Novela Mario Vargas Llosa que se realizó en su tercera edición, precisamente aquí en Guadalajara, por su libro The Night, publicación en la que nos muestras la realidad de un país que se empuja a la destrucción.
¿Cómo es que una sociedad puede llegar a la autoaniquilacion?
En el caso de lo que está planteado en mi novela y que forma parte de la dimensión política de mi libro, tiene que ver quizás con cuando las sociedades dan por sentado a la democracia, que creen que la democracia es un sistema que se detiene solo, que no hay que fortalecer diariamente tanto en el campo de la política como en el campo de la ciudadanía, yo creo que en el caso de Venezuela entendiendo que quienes están ahora en el poder, llegaron originariamente por unas elecciones populares, se trata un poco de eso, de sentir que el sistema democrático es más fuerte que las porciones de una sociedad que la llevan a la destrucción, y eso creo que está pasando en muchos lugares del mundo cuando se votó por opciones extremas, a veces, se está descuidando la esencia de la vida en común.
En esta novela te inspiras en la crisis energética que Venezuela vivió y que llevó al gobierno a dejar casi en total oscuridad al país, en el libro las palabras juegan un papel importante en este reordenamiento de la realidad. ¿De qué manera la literatura, las letras, nos permiten encontrar una forma de ordenar el futuro más próximo?
La escritura de esta novela, en un sentido muy particular, significó la oportunidad para mí de tratar de dotar de algún sentido a la de a la debacle de lo que ha pasado en mi país y también de encontrar puntos luminosos y no únicamente enfocarse en los aspectos oscuros de la sociedad, por eso mi novela no reconstruye la vida de un escritor venezolano muy importante se llama Darío Lancini, que para mí es precisamente ese punto luminoso de lo que fue la historia de la Venezolana de la segunda mitad del siglo XX, hasta el presente, eso es quizás una victoria simbólica pero es lo único que creo ya puede hacer la literatura.
¿Qué papel tendrían que tener los intelectuales frente a un contexto de crisis social, política, económica e incluso de dictaduras?
Los intelectuales venezolanos supieron criticar y alzar la voz para denunciar las cosas que estaban pasando en Venezuela. Lamentablemente el mundo de la literatura está muy parcializado hacia la ideología de corte marxista, por decirlo de alguna forma, y eso te impone sobre la visión de la realidad y yo decía en el discurso de aceptación del premio que era muy doloroso ver que los intelectuales los guardianes del buen uso del lenguaje en su relación con la verdad no se hubiesen animado a denunciar también lo que pasa en Venezuela.