Elpida Nikou y Rodrigo Hernández, dirigen este documental que sigue a Jair, un joven de la periferia de la Ciudad de México que hace de la cámara su vía de escape de la violencia pero, al mismo tiempo, ésta pondrá en riesgo su vida
Ciudad de México (N22/Julio López).- La delincuencia en la Ciudad de México alcanza límites extremos, las nuevas generaciones se han ido forjando la idea seductora de tomar al crimen como forma de vida, fácil y retribuible. El entorno los corrompe, los amigos los incitan y la impunidad los alienta. De este círculo vicioso logró escapar Jair Cabrera, hijo pródigo de Iztapalapa, quien prefirió jalar el gatillo de una cámara que de una pistola. Su historia se retrata en el documental Disparos.
«La frase que está en el póster, que es de Jesús Villaseca, creo que es lo que define este documental: “Estamos en una guerra, la cultura contra los cárteles, a ver quién se lleva más jóvenes en este país”. Creo que resume la situación en la que está toda una generación», dice Rodrigo Herranz productor de este documental que dirigen Rodrigo Hernández y Elpida Nikou.
La historia detrás de Disparos es ésta:
«Jair, un joven de la periferia de la Ciudad de México, escapa del círculo de violencia de su barrio, en Iztapalapa, gracias al apoyo de sus familiares y amigos, que lo impulsan para aprender el oficio de la fotografía documental. Su emergente carrera como fotorreportero coincide con el recrudecimiento de la violencia en la capital, hasta entonces presentada como una ciudad libre del asolamiento causado por el crimen organizado en el resto del país. Al agudizarse la inseguridad, la misma cámara que antes le abrió tantas puertas ahora pone en riesgo su vida. En un momento en que la prensa es estigmatizada como cómplice de ciertos poderes fácticos, o bien es silenciada por medio del terror, esta película rescata la integridad de un joven profesional comprometido con el registro y la denuncia de su realidad.»
«Después de haber tenido una de las 100 fotos del año de la revista Time, fue secuestrado en Guerrero por un comando de 100 personas armadas, donde había niños de 13 y 14 años con cuernos de chivo, es muy fuerte», dice Herranz. «Es un documento muy valioso que abre los ojos a una realidad que muchas veces la gente igual ignora.»
En Disparos, se siente la mano periodística de los realizadores, una historia bien contada, pero con un halo a reportaje. Es un recordatorio de lo peligroso que es ejercer la libertad de expresión. Según Cifras reveladas por Artículo 19, en el sexenio de Enrique Peña Nieto fueron asesinados 47 periodistas por ejercer su profesión.
Imagen: Ambulante