Parte del programa Estancia FEMSA, esta muestra reúne varias obras bajo la curaduría de Inti Guerrero, un diálogo con las diferentes facetas de la obra de Barragán
Ciudad de México (N22/Alizbeth Mercado).- Fraccionar es una exposición y una forma de intervenir la Casa Luis Barragán. En esta ocasión, las obras se tienen que mimetizar con el espacio y no es el espacio el que debe acomodarse a las piezas.
Bajo la curaduría de Inti Guerrero, la idea de la muestra es hacer un diálogo entre diferentes autores como Gideon Appiah (Ghana), José Bedia (Cuba/EEUU), Donna Conlon y Jonathan Harker (Panamá), Miguel Covarrubias (México), Diego Matthai (México), John Pule (Niue/Nueva Zelanda), José Alejandro Restrepo (Colombia), Ming Wong (Singapur/Alemania), entre otros. Tienen en común una estética referente al Pacífico.
Fraccionar no solo convive con la casa, también alude a ciertas facetas de la obra de Barragán. La muestra comienza en la sala principal de la casa, hay fotos de José Limón que fueron tomadas en el Pedregal por Rosa Covarrubias. Esta referencia alude a la construcción del Pedregal como zona residencial y la participación del arquitecto como agente de la gentrificación, en ese momento.
En esa sala se encuentra Incorporándose de José Heredia, sobre la primera caída de cristo. El autor es palero no cristiano, pero usa referencias de otras religiones. Esta cuestión es muy importante. Natalia Valencia, curadora asociada de Estancia Femsa, nos comentó que utilizar obras traídas del Pacífico significó llevar a la casa narrativas, “a través de la figura de Cristo, porque es un poco confrontar la fe muy devota de Barragán con este lado oscuro de la fe católica que es esta colonización en el Pacífico.”
En el cuarto de Barragán colgaron tres cristos de Chucho Reyes. “Era una persona ferviente, católico, pero verdaderamente vivía su religión y se ve, no solamente en su personalidad, sino en su casa, en sus obras y aquí los espacios de la casa te invitan a la reflexión a la introspección, no tiene que estar una cruz o un crucifijo. La arquitectura misma te habla de esa manera”, agregó Catalina Corcuera, directora de la Casa Luis Barragán.
También hay una contraposición de elementos como la silla México de Diego Matthai, mezcla elementos artesanales con elementos industriales, lo aséptico y lo tradicional. Al subir las escaleras y llegar al cuarto de invitados, vemos la pintura Mientras me despierto, de Julio Galán y la idea de presentarla ahí es que el espectador pueda jugar con la luz abriendo o cerrando las ventanas.
En otras salas hay dos audiovisuales, uno se llama Besar a un indigente, de la artista Diamela Eltit, que se proyecta con la canción “Él me mintió”, de Amanda Miguel. Es un contraste de lo marginal con la clase alta. El otro video es Bloody Mary’s – Song of the South Seas, un musical que representa el exotismo y es del artista Ming Wong quien retoma un musical de la década de 1950 sobre la llegada de norteamericanos al Pacífico. El artista buscó videos en internet, los editó y también actúa.
Al final, hay un loop visual de Jonathan Acha que muestra manguitos que caen a un techo de lámina y representan una crítica a la postura de Barragán sobre la arquitectura.
“Es difícil hacer que las piezas pasen desapercibidas pero sí se busca mimetizar un poquito más pero sí hay unas en donde el proceso es muy impactante, y justo es la idea, el otro lado del discurso es confortar esa idea de Barragán que mediáticamente se conoce como este arquitecto de la belleza, de lo sublime, de la serenidad, entonces era una decisión editorial, curatorial para un poco desacralizar, pero al momento que se desacraliza es para provocar reflexiones”, concluyó Valencia.
Para resguardar la Casa Barragán, los directivos han reservado el número de visitas al año, solo pueden recibir a 20 mil personas. Para recorrer Fraccionar se tiene que reservar en estanciafemsa.mx.
Todas las imágenes: © Ireli Vázquez