La obra del artista guatemalteco se narra en esta exposición a partir de su autobiografía inédita, es entonces un especie de autonarración curatorial ordenada en dos núcleos
Ciudad de México (N22/Karen Rivera).- Carlos Mérida consideraba al arte abstracto como un medio para crear formas plásticas orgánicas que permite evaluar ritmo, tiempo, simetría y espacio para nunca quedarse en vulgares representaciones gráficas. Originario de Guatemala, de sangre indígena y española, el pintor realizó obras inspiradas en las vanguardias europeas, las raíces precolombinas y la abstracción. Su proceso creativo y las influencias que marcaron su labor artística pueden verse en la muestra Carlos Mérida. Retrato escrito (1891-1984), que exhibe el Museo Nacional de Arte.
“Esta es una muestras que se compone de 290 piezas y que además es producto de una investigación en varios archivos, no solamente el archivo Carlos Mérida que fue donado al Museo Nacional de Arte en el 2000, sino también el archivo de la Galería de Arte Mexicano, el archivo de la galería Arvil, que además participa con mucha obra como coleccionistas y a partir de estas búsquedas y de la búsqueda que se hizo en la propia autobiografía del maestro se realizó una especie de autonarración”, cuenta Sara Baz, directora del MUNAL.
Con una propuesta curatorial basada en la autobiografía inédita del artista, que radicó en México, y a cargo de la investigadora María Estela Duarte, la exposición se divide en dos núcleos y diez subtemas. En los que también se puede observar la pasión de Carlos Mérida por la música y los sonidos, quien con sus formas y colores buscó manifestar la lírica de la pintura. La muestra también incluye el gabinete personal que reúne fotografías del pintor y sus contemporáneos, así como retratos de su esposa Dalila y sus hijas Alma y Ana.
“Este espacio en el que estamos que revela justamente su apropiación de las vanguardias europeas, el momento en que descubre justamente vanguardias europeas y que entra en diálogo también con artistas como Paul Klee o Vasili Kandinsky a partir de los cuales va a tratar de liberar el color, pero también de adecuar este aprendizaje de las vanguardias europeas a sus raíces maya-quiché. […] El maestro viene a México en 1919, él nunca se naturaliza mexicano, no quiere perder sus raíces guatemaltecas, pero está muy interesado justamente en retratar todo esto, que no tiene una intención de folclorismo sino más bien tiene una intención de crear vanguardia a partir de lo que es su raíz.”
Sin demagogias, sin oratorias ni caligrafías políticas, la obra de Carlos Mérida puede verse hasta marzo del 2019.