Tras la venta de El Retrato de Edmond de Bellamy nos preguntamos qué dota de valor este tipo de arte generado por un algoritmo
Ciudad de México (N22/Alizbeth Mercado).- El Retrato de Edmond de Bellamy fue noticia en días pasados porque alcanzó un precio en subasta de 432 mil 500 dólares,cuando estaba valuada entre 7 y 10 mil dólares. Hasta ahora no sabemos por qué el precio subió, pero, para Ángel Gómez, valuador de obras de arte, fue un “capricho”.
“No quiere decir que todas las piezas hechas por algoritmos van a valer medio millón de dólares, normalmente la gente que desconoce el mercado tiende a asustarse o emocionarse pero no es una cosa que cambie todo. No es la primera vez que una obra se hace a través de robótica e inteligencia artificial, pero de ese medio millón cuánto va a recibir la inteligencia, se lo llevan los creadores y, efectivamente, el arte contemporáneo nos está sorprendiendo”.
El colectivo Obvious creó la pieza y la firmó con la siguiente notación:
La fórmula del algoritmo con el que crearon todo agrega misterio a su trabajo. Obvious utilizó Redes Generativas Antagónicas, dos sistemas de Inteligencia Artificial interactuando entre sí, para generar imagen o sonido, ambos tienen el mismo conjunto de datos. Para Retrato de Edmond de Bellamy se dotó al sistema de más de 15 mil retratos pintados entre los siglos XIV y XX con los que se reprodujo la obra.
Para Rafael Pérez y Pérez, especialista en Inteligencia Artificial (IA), esto no es nuevo, “lo que sí es nuevo es la subasta y que hubiera gente interesada”, en ese sentido, la opinión de Gómez es similar “fue una muy buena estrategia decir que fue hecho por IA, porque en Christie’s son muy buenos mercadólogos”.
Respecto al tema de la Inteligencia Artificial puede tener dos implicaciones: arte y conocimiento. “Hablamos de creatividad computacional que es el ‘estudio interdisciplinario del proceso creativo utilizando la computadora como herramienta fundamental para la reflexión y generación de nuevo conocimiento. No sabemos cómo funciona la creatividad en los seres humanos, si logramos hacer modelos es un buen indicador, pero hay artistas que utilizan herramientas nuevas para crear.”
Pero, ¿estamos hablando de IA en este caso? “Recientemente grandes compañías como Amazon y Google han fomentado la idea de que la IA es el uso de redes neuronales o machine learning, que son modelos matemáticos y estadísticos que sacan patrones. La IA es mucho más, valdría la pena conocer qué tan inteligente es ese reconocimiento de patrones”.
Este proyecto artístico no es nuevo, por ejemplo, The Next Rembrandt, de 2016, conjunta un banco de datos sobre las pinturas del artista. La base tiene una análisis pixel por pixel obtenido por escaneos en 3D de alta resolución y archivos digitales que fueron mejorados por algoritmos de aprendizaje profundo. En este caso se cumple la premisa de conocimiento y arte por un fin en común.
“Nunca antes habíamos tenido tanta información digitalizada y eso permite hacer experimentos como éstos y las redes neuronales profundas necesitan cantidades gigantes de datos, no es nada trivial este asunto. Creo que es algo que hay que explorar”, cuenta Pérez y Pérez.
¿Cuánto por tus algoritmos?
Para valuar arte se necesita tomar en cuenta diferentes variables presentes en su estructura como es la técnica del autor, los materiales y el nombre del creador. ¿Algunas variables destacan más que otras? —preguntamos a Gómez— “Si hay algo importante es el autor, es injusto, pero el mercado del arte no se caracteriza por ser justo. Hay artistas que no tienen mucho talento, pero se cotizan muy alto y la gente los busca, compran más por lo que vale que por apreciar la obra. El arte como tal es tan abstracto, tan subjetivo, la cuestión es que no se puede dar un valor de mercado pero sí estimados, a veces se vende por debajo del estimado o supera las expectativas de los analistas y la obra se vende más.” Pero también hay variables exógenas, que no puedes controlar, por ejemplo, personas interesadas que no llegan a la subasta o que haya más gente de la prevista “En el mercado del arte le llamamos ‘capricho’ cuando una obra normalmente tiene un valor entre 5 y 7 mil dólares y se vende en 10 mil por el deseo de compra.”
Gómez explicó que el arte no respeta las matemáticas ni la economía, se mueve en diferentes formas y bajo otros conceptos, no obstante, “podemos medir el rendimiento de una pieza por los resultados que ha tenido a lo largo de los años y hacer una regresión para determinar probabilidad del precio pero eso es tratar el arte como un producto.”
En el caso de una pieza como Retrato…, se tendría que valuar igual que se valúan todas las obras, “compararla con otras obras de otros colectivos porque seguramente Christie’s la estimaría de 15 a 20 mil o de 50 a 100 mil dólares para ver cómo reacciona el mercado, para probar y sacar estados econométricos. Yo haría una investigación sobre los artistas y colectivos que han sacado a la venta obras de ese estilo y cuál fue su técnica, con qué herramientas la hicieron y llegaría a un estimado”.
Entender las obras
La pieza subastada es muy borrosa pero esa característica no le quita lo interesante, aunque tampoco sabemos si esta imagen inaugure una nueva corriente estética o una serie de interpretaciones, más allá de su precio.
“La idea es que la computadora sea autor por sí misma y nos lleve a cuestionarnos muchas ideas y conceptos. Para asimilar estas obras está en proceso de entendimiento porque las computadoras tienen diferentes características, algunas obras son muy dinámicas, como la literatura electrónica, muchas veces para poder crear esas obras necesitas estructuras mentales nuevas”, de acuerdo con Pérez, aunque a este tipo de proyectos aún le falta camino por recorrer.