En Sueño en otro idioma, de Ernesto Contreras, el actor interpreta el papel de un lingüista que busca trabajar con los últimos hablantes del zikril, una lengua ficticia a punto de morir
Ciudad de México (N22/Ana León).- Una lengua indígena está a punto de desaparecer. Hasta ahora, en México, se han perdido cien de las quinientas que existían previo a la colonización y con ellas “se cierra a todos los pueblos del mundo una ventana, una puerta, un asomarse de modo distinto a cuanto es ser y vida en la tierra”, en palabras de Miguel León-Portilla. La noticia de esta desaparición fue el detonante de Sueño en otro idioma, el tercer largometraje de Ernesto Contreras. Es Fernando Álvarez Rebeil, uno de sus protagonistas, quien trae a la mesa aquellas palabras de León-Portilla, pues para el actor que hace el papel de un lingüista, al perderse una lengua se extingue toda una cosmovisión.
En Sueño en otro idioma dicha cosmovisión yace en dos ancianos, Isauro y Evaristo, últimos hablantes de zikril, una lengua inventada ex profeso para el filme, y que un lingüista de la Universidad Veracruzana, intenta salvar. Para Fernando, este personaje es “raras veces visto en el cine y en el cine mexicano aún más.” Y esto es parte de lo que lo que llamó su atención de esta cinta, “que fuera un personaje que amara el conocimiento y que lo valorara, y que ese fuera su móvil de vida.” Como actor y en la vida cotidiana, Fernando cuenta que aunque la lengua no es su medio, la valora y le gusta escucharla en los otros y pensar que “cada persona habla diferente y esa manera en la que habla refleja la forma en la que piensa la vida”.
La lengua, se articula como el tema central de la película tras el que subyacen otros como la empatía, la tolerancia, la diversidad, la memoria y el olvido, y la homosexualidad. “Al mismo tiempo”, reflexiona el actor, “dice que uno no solamente se comunica mediante la lengua”. Y es de esta manera en la que como actor reacciona ante una lengua que no existe y su personaje ante una lengua que no comprende y que es, además, su objeto de estudio, “él siente una impotencia muy grande de no poder entender algo que le están transmitiendo no obstante la carga emotiva, gestual y todo el metalenguaje que existe con otras partes, que no solamente son las palabras, transmiten algo fuerte: vulnerabilidad, una manifestación de afecto.”
El filme, como ha declarado su director, Ernesto Contreras, “es una reflexión sobre el significado de las lenguas y el conocimiento”, y en este sentido, hay un papel muy importante que desempeña el lingüista en este intento de preservar una forma de ver el mundo que está a punto de desaparecer, pero es, también, un arma de doble filo. “Cuando empecé hacer la investigación sobre este personaje y el poder de la lengua y el poder de las palabras, ellos (lingüistas del Ciesas con quienes se documentó para preparar su personaje) me contaban cómo esta labor que tienen al trabajar el tema de últimos hablantes o de lenguas en peligro de extinción, es un asunto muy riesgoso porque los valoramos como alguien que tiene una labor heroica y ciertamente es algo muy loable, pero al mismo tiempo es una profesión muy problemática que lleva consigo una carga muy colonial, como la del antropólogo, la del sociólogo o de alguien que va a estudiar a gente que no está capacitada para valorarse a sí misma. Llegan a una comunidad donde efectivamente su lengua está desapareciendo, por la razón que uno quiera, pero empiezan a generar un conflicto dentro de esa sociedad poniéndole un valor a la lengua que previamente no tenía y esto se convierte también en una monetarización.”
Estrenada el pasado 20 de abril, Sueño en otro idioma obtuvo en el Festival de Sundance (2017) el premio de la audiencia de la sección World Cinema. Con una narrativa sencilla y explotando el paisaje veracruzano (Los Tuxtlas, Catemaco y San Andrés), se une a las filas de propuestas fílmicas mexicanas congruentes, de calidad. Para el actor, nacido en Santa Ana, Sonora, lo más destacado del cine en estos días, “es la cantidad de gente joven que está produciendo y la visión que están plasmando en cada película. Antes eso era impensable. Tenías que ser un Felipe Cazals o un Ripstein. Ahorita hay buenas películas de gente de 24 años que están filmando temas poco convencionales. Es, también, el espacio y las miradas jóvenes que lo están abordando. También creo que sucede algo que antes no sucedía y es que se está empezando a descentralizar la producción. Soy director artístico del Festival Internacional de Cine del Desierto, en Sonora, y allá se está produciendo cine, tal vez no sea el cine más destacado del todo el país pero es un cine que compite en los festivales nacionales. También, es la diversidad de formatos, y que no es el mismo tipo de película el que se muestra en Morelia que el que se muestra en el FICUNAM o el que se muestra en Los Cabos.”
Sueño en otro idioma se mantiene en cartelera esta semana en diferentes salas.