La visión de Natalia Toledo ante la emergencia

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¿Qué vas a hacer? ¿Te vas a poner a escribir un poema en ese momento? ¡Claro que no! Vas a hablarle a las personas con las que tienes comunicación, recibir ayuda, clasificarla 

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Imagen: Noticias de Oaxaca

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Ciudad de México (N22/Alberto Aranda).- La poeta Natalia Toledo llegó a Juchitán tras los sismos de septiembre, llegó a la casa de su abuela para llevar cosas que habían reunido en Ciudad de México y poder repartirlas entre la gente, ahí fue cuando se dio cuenta del daño real, pero después de muchos días de estar allá se atrevió a ir hacia “el centro.” Cuando crucé el centro de Juchitán vi la dimensión del daño a nuestros lugares sagrados, lugares donde hemos ido a sentarnos,  a comprar, a hacer un  trámite, a la Casa de la Cultura a ver exposiciones, a leer a las bibliotecas,  todo eso estaba en el piso, fracturado, sin remedio”.

Asegura, también, que la energía te la da la necesidad, “el ver a los otros que están en lo mismo que tú y que no te queda de otra.  ¿Qué vas a hacer? ¿Te vas a poner a escribir un poema en ese momento? ¡Claro que no! Vas a hablarle a las personas con las que tienes comunicación, recibir ayuda, clasificarla.

En ese recorrido, Toledo contó que muchas señoras le decían que ni volviendo a nacer juntarían lo suficiente para pagar sus casas. ” Una casa es un pensamiento y en esas casas se hablaba zapoteco. Esas casas tenían una manera de vivir,  de ser, casas de teja, eran casas de adobe,  casas con patio, casas con alcaraván, con un baúl adentro. Las que están construyendo son todas de cemento, de materiales de muy mala calidad, pero que además no funcionan en un lugar tan caluroso”.

Si vas a Juchitán –continúo relatando Toledo–  “ahora vas a encontrar un pueblo fantasma, hay como montículos de todo tipo, por todas partes, todo el escombro, lo que no se fue al río está ahí tirado en las calles y este sonido del martilleo de las máquinas que están abriendo que están rompiendo, que están destruyendo,  que están terminando de tirar los hoteles. Juchitán ya no existe ese Juchitán que nosotros vimos y vivimos ya no está”.

 El mercado de Juchitán aún se mantiene con daños, la iglesia principal de San Vicente Ferrer sigue igual. En la Casa de la Cultura hay un proyecto para trabajar, sin embargo, en opinión de Toledo, todo es muy lento. “Hay que seguir apoyando, no hay que perder de vista que ese pueblo todavía sigue a ras de suelo y que mucha gente perdió su trabajo. Para que no se vuelva más violento todo hay que echar la mano hay que ayudar en lo que se pueda”.

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