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«En cada uno de los libros, la ciudad es la constante de una arquitectura que al mismo tiempo es símbolo del recorrido amoroso que nos une a las personas que amamos”: ARS
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Imagen: Vimeo
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Ciudad de México (N22/Karen Rivera).- Para Alberto Ruy Sánchez el deseo es el origen de todo. Su ambición por aprender y comprender el universo erótico femenino, sobre todo, el de la mujer que amaba, lo llevó a hacer investigaciones casi antropológicas.
Escuchar, anotar y recolectar datos de señoras y jóvenes que entrevistó durante décadas, fue parte de su proceso creativo que lo inspiró a escribir libros como Los jardines secretos de Mogador, Luz de colibrí y Los nombres del aire, este último cumplió 30 años desde su primera edición.
“Es un concepto de erotismo en el cual no existe la satisfacción, porque de lo bueno uno siempre quiere más y, por lo tanto, es una especie de ciudad con calles circulares en las que uno puede estar incesantemente recorriendo cada una de las esquinas, pienso que el erotismo es así”, dijo, y agregó:
“En cada uno de los libros, la ciudad es la constante de una arquitectura que al mismo tiempo es símbolo del recorrido amoroso que nos une a las personas que amamos”.
Para Ruy Sánchez escribir es un reto incesante y artesanal. La música es una de sus inspiraciones técnicas, pero las artesanías son parte de la materia prima de su literatura. “Yo utilizo mucho los textiles, la cerámica, la caligrafía, el arte de contar historias, todo está metido en Los nombres del aire”.
Para Ruy Sánchez, la importancia que le den los lectores es fundamental, “es el verdadero premio, porque aunque el libro ha recibido reconocimientos, el más importante de todos es que ha habido lectores y eso hace que siga vivo”.
La próxima novela que va aparecer en octubre se llama Los sueños de la serpiente también trata sobre el deseo, pero esta vez sobre el deseo y el mal. En todo el ciclo de Mogador tanto en Los nombres del aire como el Quinteto de Mogador, no hay culpa, sin embargo, “en el mundo existe también la culpa y existe el mal, entonces ahora lo exploro en esta nueva serie”.
Los 30 años de la primera edición de Los nombres del aire se conmemoraron con una lectura de la novela en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
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