Redacción(CDMX
Por primera vez en la historia de la ciencia, científicos del Instituto Francis Crick de Londres, Inglaterra han generado modelos de células madre humanas que, por primera vez, contienen notocorda, un tejido que se encuentra en el embrión cuya función es indicar a las células el futuro desarrollo de la columna vertebral y el sistema nervioso.
En la investigación, los científicos trataron primeramente con embriones de pollo para analizar cómo se crea de forma natural la notocorda, posteriormente compararon información de embriones de ratones y monos, establecieron el momento y la secuencia de las señales moleculares necesarias para crear el tejido de la notocorda.
Gracias a este modelo, pudieron producir una secuencia exacta de señales químicas, que utilizaron para inducir a las células madre humanas a formar una notocorda, estas formaron una estructura en miniatura con forma de “tronco”, que alcanzó a medir entre 1 y 2 milímetros de longitud.
Es compuesta de tejido neural en desarrollo y células óseas.
La notocorda actúa como un GPS para el embrión en desarrollo, ayudando a establecer el eje principal del cuerpo y guiando la formación de la columna vertebral y el sistema nervioso.
Hasta ahora, ha sido difícil generar este tejido vital en el laboratorio, lo que limita nuestra capacidad para estudiar el desarrollo y los trastornos humanos.
Ahora que hemos creado un modelo que funciona, esto abre las puertas para estudiar las condiciones del desarrollo sobre las que no sabíamos nada, comentó James Briscoe, líder del grupo del Laboratorio de Dinámica del Desarrollo.
Este trabajo se cree podría ayudar a estudiar a detalle los defectos congénitos que afectan a la columna vertebral y la medula espinal.
Además de proporcionar información sobre las enfermedades que afectan a los discos intervertebrales, los cuales se degeneran con el paso de la edad y pueden causar dolores de espalda.
Lo que resulta particularmente interesante es que la notocorda de las estructuras cultivadas en laboratorio parece funcionar de manera similar a como lo haría en un embrión en desarrollo.
Envía señales químicas que ayudan a organizar el tejido circundante, tal como lo haría durante el desarrollo típico, explicó Tiago Rito, investigador postdoctoral en el Laboratorio de Dinámica del Desarrollo.
(Con información de EurekAlert)