Redacción/CDMX
Se tiene la idea de que la evolución tiene un proceso unidireccional, lo que quiere decir que los seres más simples avanzan gradualmente hasta convertirse en formas de vida más sofisticadas, sin margen para dar un paso atrás, pero investigaciones recientes, dicen que no siempre tiene que ser así.
Los helechos muestran estrategias reproductivas variadas, ya que algunos son dimórficos, lo que significa que producen hojas separadas para la fotosíntesis y la reproducción, mientras que la mayoría son monomórficos y utilizan una hoja, tanto para la fotosíntesis, como para la dispersión de esporas.
Suissa y Makaleh Smith de The New School, analizaron específicamente 118 especies, incluidas las pertenecientes a la familia de helechos Blechnaceae, utilizando colecciones de historia natural y algoritmos para estimar la evolución de los helechos.
Descubrieron que, dentro de las Blechnaceae, la evolución del dimorfismo “no es gradual ni irreversible”.
De hecho, identificaron varios casos en los que las plantas habían desarrollado dimorfismo y luego, posteriormente, habían retrocedido al monomorfismo.
“Como los helechos actuales no tienen semillas, pueden modificar el lugar de sus hojas en el que colocan las estructuras productoras de esporas”. Esto les permite mucha más flexibilidad, lo que significa que mantienen la puerta abierta para volver a formas más generales y monomórficas, incluso después de la especialización. En esencia, se trata de una evolución regresiva .
“En definitiva, nuestro estudio pone de relieve una lección fundamental de la biología evolutiva: no existe una dirección “correcta” en la evolución, no hay una marcha hacia una meta final. Los caminos evolutivos son más bien como redes enredadas, con algunas ramas que divergen, otras que convergen y algunas incluso que vuelven sobre sí mismas”, concluye Suissa.
(Con información de IFLscience)
Imagen: plantasyhongos.es