Redacción/CDMX
Brenden Sener, un niño de octavo grado en Ontario Canadá, construyó una versión reducida del “rayo de la muerte” planteado por el erudito griego Arquímedes.
Se cree que el arma supuestamente aprovechaba los rayos del sol para incinerar los barcos enemigos y fue desplegada contra las armadas romanas, teniendo consecuencias mortales.
Los científicos tienden a dudar si este artilugio realmente existió, sin embargo, con el pequeño experimento de Brenden, se concluyó que el concepto funciona y podría haber sido utilizado de manera plausible en batalla.
Según la investigación “el rayo de la muerte” original se utilizó en contra de los invasores romanos en el asedio de Siracusa que duraría entre el 213 a 212 a.C.
Conforme los buques de guerra avanzaban hacía la ciudad los defensores locales fueron recurriendo a los inventos de Arquímedes y para mantener a raya al enemigo.
Según el griego Luciano, lo que hizo el inventor fue colocar espejos a lo largo de la bahía de la región para enfocar los rayos del sol sobre los barcos enemigos, provocando así que estallaran en llamas.
Algunos estudiosos como el famoso filósofo René Descartes, desecharon esta idea como algo de ficción.
Por otro lado, ha habido personas que han intentado recrear el arma con cierto éxito; por ejemplo, en el 2005 un grupo del MIT descubrió que el diseño de Arquímedes podía incendiar un barco en 11 minutos.
Senner decidió hacer una versión de mesa del antiguo rayo, utilizando una serie de espejos cóncavos y lámparas de escritorio LED.
Así fue como descubrió que, al usar los reflectores para enfocar una fuente de calor de 50 vatios en un trozo de cartón, la temperatura del objetivo podía aumentar 2°C (3,6°F) con cada espejo adicional, hasta un total de tres espejos.
Sorprendentemente la adición de un cuarto espejo provocó un salto enorme de temperatura a 8°C (14,4°F).
Cuando repitió el experimento usando una lámpara de 100 vatios, encontró que “el cambio de temperatura con cada espejo fue de 4°C [7.2°F] hasta 3 espejos y 10°C [18°F] adicionales con el cuarto espejo».
El joven escritor del estudio aseguró que: “Basándose en sus hallazgos estaba de acuerdo con el MIT y que cree que con una fuente de calor suficientemente fuerte y múltiples espejos más grandes enfocados en un ángulo perfecto la combustión podría ser posible.”
También cree que las descripciones de este artefacto en la antigüedad son plausibles, pero no se han descubierto evidencias arqueológicas de que realmente haya existido.
Gracias a sus esfuerzos Sener recibió la Medalla de Oro de la Feria Anual de Ciencias de Matthews Hall, la Medalla de Oro de la Feria de Ciencias Físicas y de Ingeniería de Thames Valley y el Premio de la Biblioteca Pública de Londres por inspirar el interés de los niños en la ciencia y la tecnología.
(Con información de IFLScience)