Redacción/CDMX
La fuerza de la gravedad mantiene unido el universo, conectándolo con galaxias distantes en una vasta e interconectada red cósmica.
Recientemente científicos lograron medir con precisión cuál es su velocidad.
Para que se entienda de una mejor, pongamos el siguiente ejemplo: imaginemos que el Sol desapareciera por completo, teniendo en cuenta que la luz viaja a una velocidad fija de 300 mil kilómetros por segundo, si la distancia entre la Tierra y nuestra mayor fuente de calor es de 150 millones de kilómetros, podemos asegurar que pasarían ocho minutos y veinte segundos antes de que el cielo se oscurezca completamente.
¿Qué tiene que ver eso con la gravedad? Pues si el Sol desapareciera, aunque aún lo veamos por cierto tiempo, nuestro planeta ya empezaría a alejarse a un rumbo incierto.
Si la gravedad viajara a la velocidad de la luz sería exactamente el mismo tiempo que pasaría entre el alejamiento y dejar de observarlo.
Hasta este punto seguimos con la misma duda ¿Cuál es la velocidad de la gravedad? Aquí entran las teorías de los expertos: Sir Isaac Newton, creador de la primera teoría de la gravedad, aseguraba que la velocidad de esta era infinia, por lo que la Tierra cambiaría de rumbo, antes de que nos dieramos cuenta que el Sol había desaparecido.
En cambio, Einstein concluyó que la gravedad viajaba a la velocidad de la luz, por lo tanto notarían simultáneamente la desaparición de ambos. Esta teoría se incorporó con la de la relatividad general, la cual actualmente es la mejor aceptada por la comunidad científica.
Sin embargo, aún no podemos concluir que Einstein haya tenido toda la razón. Hizo predicciones comprobables, la más importante es que se dio cuenta de que la gravedad familiar que experimentamos puede explicarse como una distorsión de la estructura del espacio, o en términos más simples sugiere que el espacio es maleable.
Quiere decir que el espacio se comprime y relaja de manera similar a como el aire transmite ondas sonoras.
Estas distorsiones espaciales se llaman “ondas gravitacionales” y viajan a la velocidad de la gravedad.
Para distorsionar el espacio de manera que los científicos puedan medirlo falta mucho tiempo y un avance significativo de tecnología, pero la suerte esta de nuestro lado y la naturaleza nos ha facilitado la investigación.
En el espacio los planetas orbitan alrededor de estrellas, a veces esas estrellas orbitan alrededor de otras estrellas. Seguramente algunas de esas estrellas alguna vez fueron masivas y al morir dejaron un agujero negro.
Imaginemos que dos estrellas murieron, mientras orbitan entre si emiten pequeñas cantidades de radiación gravitacional lo que les hace perder energía y acercarse entre ellas. Tarde o temprano se fusionarán haciendo un violento proceso que liberara cantidades enormes de ondas gravitacionales.
En una cuestión de una fracción de segundo la fusión liberara más energía en ondas gravitacionales que toda la luz emitida por todas las estrellas del Universo visible durante el mismo tiempo.
A los científicos les llevó casi un siglo terminar por descubrir la tecnología para detectar este proceso. Se toman dos tubos (cada uno aproximadamente de 4 kilómetros de largo) y los orientan a 90 grados para formar una “L”, después se usan una combinación de espejos y láseres para medir ambas piernas, la radiación gravitacional cambiará la longitud de ambos tubos y si notan los cambios correctos habrán observado dichas ondas.
Fue hasta el 2017, cuando una onda gravitacional fue detectada y poco más de dos segundos después, los observatorios orbitales detectaron radiación gamma desde el mismo lugar en el espacio, originada en una galaxia a más de 130 millones años luz de distancia.
Dando así la tan ansiada respuesta. La fusión de dos estrellas de neutrones emite luz y ondas gravitacionales al mismo tiempo dando a entender que, si la gravedad y la luz tienen la misma velocidad deberán detectarse en la Tierra al mismo tiempo.
(Con información de bigthink.com)