La época invernal, una etapa de cambios psicológicos

Redacción/CDMX

Para muchos pensar en el invierno viene con imágenes como, copos de nieve, Navidad, renos, Santa Claus, entre muchas otras cosas.

Lo que no muchos saben es que según un conjunto de investigaciones psicológicas esta estación también puede traer consigo cambios psicológicos profundos en la forma de pensar de las personas.

No ha sido difícil identificar cuáles son las tendencias estacionales en la población, lo que sí se ha dificultado es entender el porqué es que existen.

Algunos de estos comportamientos se pueden relacionar con las normas y practicas culturales de cada lugar, mientras que otras probablemente reflejen las respuestas biológicas de nuestros cuerpos.

Uno de los sentimientos que se experimentan comúnmente según la Asociación Estadounidense de Psiquiatría es una forma de depresión conocido como Trastorno Afectivo Estacional (TAE) o SAD. 

Las personas que padecen TAE suelen tener sentimientos de desesperanza, y menor motivación para participar en actividades que usualmente disfrutarían.

Existe la posibilidad de que no lleguen como tal a este umbral clínico, pero aun así sufrir de ansiedad y síntomas depresivos, según estimaciones alrededor del 40% de estadounidenses experimentan estos síntomas durante el invierno.

Científicos vinculan al TAD al aumento de estos síntomas con una menor exposición solar, lo que puede conducir a niveles más bajos de neurotransmisores de serotonina.

Aquí podemos hacer una comparación con lo que sufren nuestros parientes primates, el macaco Rhesus, que muestra descensos del estado de ánimo.

Los científicos han observado que el TAS muestra muchas similitudes con la hibernación: la larga siesta en la cual los animales se saltan lo peor del invierno. Este trastorno puede que tenga sus raíces en una adaptación a conservar nuestra energía en una época del año en la que los alimentos son escasos y la demanda de energía en el cuerpo era mayor.

El invierno también ha sido asociado como una de las épocas en las que se aumentan algunos kilos extra.

Esto probablemente fue una adaptación evolutiva. Si los ancestros que tuvieron estas reacciones a ambientes más fríos e invernales tuvieran ventaja, los procesos evolutivos garantizarían que las adaptaciones se transmitieran a sus descendientes.

Otro efecto estacional que tal vez es menos discutido es el que las personas suelen ponerse más afectuosas entre ellas.

Los datos sobre las tasas de natalidad muestran que en Estados Unidos son más probables a ser concebidos en los meses de invierno; por otro lado, las ventas de condones también se disparan, contrastes muy significativos.

El fenómeno es claro, aunque su motivo no lo es tanto, investigadores han sugerido que se pudo haber dado cuando históricamente la comida era más abundante para los bebés nacidos a finales de verano.

Otra es que los cambios en las hormonas sexuales alteran la libido o que el deseo de intimidad es motivado por la temporada navideña y son mayores las oportunidades para tener relaciones sexuales.

Además del aumento de peso o el deseo sexual, los estudios demuestran que a las personas les resulta más fácil prestar atención en la escuela o el trabajo.

Neurocientíficos de Bélgica encontraron que la atención de tareas era mejor durante invierno.

“Los cambios estacionales en los niveles de serotonina y dopamina impulsados por una menor exposición a la luz del día pueden ayudar a explicar los cambios en la función cognitiva durante el invierno”.

Por último, el ser generoso también puede mostrar un aumento durante estas fechas; las tasas de donaciones caritativas tienden a mostrar un aumento significativo durante esta época. Probablemente esto se deba a los valores altruistas que se asocian a las fechas.

(Con información de El Financiero)