Redacción/CDMX
La llegada de los humanos a América estuvo acompañada de evidencia que indicaba su presencia, ya sean herramientas o huellas fosilizadas.
Pero, otra pista de su presencia se encuentra en nuestros cuerpos, más en específico en nuestra cabeza: los piojos.
Estos son insectos que chupan sangre y que se alojan en el cabello humano. Los descendientes de esos piojos se aferran hoy en día a nosotros y dado que estos tienen sus propios linajes genéticos, se pueden estudiar para obtener pistas sobre la historia de nuestra especie.
Un nuevo estudio sugiere que existieron dos grupos de plagas distintos que migraron a América con diferentes huéspedes humanos: en primera se identificaron los asiáticos orientales que poblaron por primera vez el continente y miles de años después el linaje de piojos que venían en los colonos europeos.
Para este estudio se recopilaron pruebas de 274 piojos de 25 sitios de todo el mundo. De los piojos analizados, solo 33 (12%) eran híbridos y de estos, 25 individuos (76%) se encontraron en el Nuevo Mundo.
Para poder conocer dónde y cuándo es que ocurrió esta mezcla, el grupo creó modelos utilizando generadores genéticos variables con el conocimiento del movimiento de humanos conocidos.
Estos eventos probaron una amplia gama de eventos posibles como mezcla de humanos con neandertales, movimientos de población de guerras mundiales a los albores de la globalización económica en los albores de 1980.
Los resultados sugieren que la hibridación surgió en un pasado relativamente reciente.
La genetista evolutiva del Departamento de Agricultura de Estados Unidos y coautora, Marian Ascunce explica que “sugerimos que estos piojos híbridos son el resultado de la mezcla de piojos descendientes de los nativos americanos y piojos descendientes de los colonizadores europeos».
El coautor del estudio y biólogo del Museo de Historia Natural de Florida, David Reed explicó: “Escrito en su ADN hay un guion de nuestra historia. Nos recuerda que incluso las criaturas menos carismáticas pueden ser muy importantes para nuestra comprensión del mundo que nos rodea”.
Los piojos han vivido íntimamente con los primates y han coevolucionado juntos, durante al menos 25 millones de años. Estudios demuestran que los piojos humanos y chimpancés se separaron aproximadamente hace unos 5,5 millones de años.
Por su parte Ascunce, se encuentra interesada en identificar la relación entre el bicho y su huésped humano, para así aprender más de ambos.
Por ello, se cree que esta investigación sobre los piojos pueda revelar algún desarrollo importante de la historia y cultura humana. Por ejemplo, los estudios del ADN muestran los dos tipos de piojos: los de la cabeza y los del cuerpo. Estos se separaron hace unos 190,000 años, indicando que seguramente esta división se debe a que los humanos comenzaron a usar ropas, por ello las plagas tuvieron que adaptarse a vivir entre las telas.
Muchos científicos se encuentran trabajando en la secuenciación de un genoma completo del piojo. Esto para poder realizar futuras investigaciones sobre la evolución de estos, acompañadas de conocimientos sobre nuestra propia historia.
(Con información de Smithsonian Magazine)