Redacción/CDMX
Las leyes de la física parecen haber sido rota una vez más, ahora, por el esperma humano.
La tercera ley de Newton establece que cuando un objeto ejerce una fuerza sobre un segundo objeto, el segundo objeto ejerce una fuerza igual y opuesta.
Sin embargo, para los espermatozoides esta regla parece no aplicar.
En un estudio, los científicos analizaron datos de espermatozoides humanos, identificando interacciones mecánicas no recíprocas, que llaman «elasticidad extraña», en el cual distorsionan sus cuerpos mientras nadan de una manera que no provoca ninguna respuesta de su entorno.
Los espermatozoides utilizan apéndices parecidos a pelos llamados flagelos para moverse.
Estos sobresalen de la célula, casi como una cola, y ayudan a impulsarse hacia adelante cambiando de forma a medida que interactúan con el líquido circundante, pero el reciente estudio detectó que no provocan una respuesta igual en su entorno.
Sin embargo, la elasticidad del flagelo no explica completamente cómo la célula puede moverse, que es donde no se entiende aún la extraña elasticidad.
Esto permite a las células mover sus flagelos sin gastar mucha energía en su entorno, que de otro modo suprimiría su motilidad.
Cuanto mayor sea la puntuación de elasticidad impar de una célula, más capaz será un flagelo de ondear sin una gran pérdida de energía, por lo que la célula será más capaz de avanzar, de una manera que desafía la física.
Los espermatozoides no son las únicas células que poseen un flagelo. Ser capaz de comprender y clasificar otras células u organismos capaces de realizar movimientos no recíprocos podría resultar muy útil, dijo el equipo de científicos de la Universidad de Kyoto.
Además, según uno de los autores del estudio, su enfoque podría incluso ayudar en el diseño de pequeños robots elásticos con la capacidad de romper la tercera ley de Newton.
(Con información de IFLScience)