Redacción/CDMX
En 1929, el autor húngaro Frigyes Karinthy escribió un cuento llamado Chains, el cual resaltaba el concepto que se popularizó gracias a la figura de Kevin Bacon en los años 90.
En 1994, se creó el juego de Six Degrees of Kevin Bacon, en que alguien nombra al actor y debes vincularlo con el actor en cinco movimientos o menos.
En el cuento original, un grupo está charlando y deciden jugar un juego: elegir a una persona entre todos los habitantes del mundo, y tratarían de averiguar si podrían contactarla usando no más de cinco personas en una cadena.
Se dan cuenta en innumerables ocasiones que pueden hacerlo, sin necesidad de llegar a consulta a una sexta persona.
Ahora, se conoce la idea como Los seis grados de separación, donde cualquier persona en la Tierra está conectada con otra persona por una cadena de conocidos de no más de seis personas.
Aplica en época de redes sociales
En 2016, una investigación de Facebook encontró que, hay un promedio de 4,57 grados de separación entre las personas que usan la red social y cualquier otro individuo en la plataforma.
¿Por qué se necesitan tan pocos pasos para contactar con otra persona desconocida en el planeta?
El más reciente estudio afirma que se debe a cómo construimos nuestras redes sociales y el esfuerzo que supone mantenerlas.
Según el equipo, seis gradaos de separación resultan de personas que intentan ampliar sus redes y formar conexiones que puedan beneficiarlas.
Según la investigación, publicada recientemente en Physical Review X se puede decidir si es más rentable apostar y formar conexiones con otros nodos fuera del propio o permanecer en sus situación actual.
Es decir, se piensa que para seguir siendo amigo de Jeff, a veces tienes que fingir que disfrutas de su horrible música.
Los investigadores de distintos institutos de Rusia, España, Italia o Israel probaron que teóricamente cualquier red donde los nodos aumentan su centralidad formando conexiones, si y solo si su costo es menor que el beneficio tiende a evolucionar hacia un estado de mundo ultrapequeño dotado precisamente de la propiedad de seis grados de separación.
En esta red, cada individuo actúa de forma independiente, sin ningún conocimiento o intención acerca de la red en su conjunto, sin embargo, su rol es fundamental para conducir al fenómeno del mundo ultrapequeño y al patrón recurrente de seis grados.
(Con información de IFLScience)