El antinatalismo, la filosofía de moda entre las nuevas generaciones

Redacción/CDMX

Múltiples medios de la prensa extranjera alertan sobre una “huelga de natalidad” en Corea del Sur, el país con la tasa de fertilidad más baja del mundo.

En Estados Unidos, The New York Times, informó que cada vez más padres reconocen sentirse agobiados por las nuevas exigencias de crianza.

En China, por ejemplo, hay una nueva generación de hombres que no encuentran pareja y numerosas mujeres profesionales deciden no tener hijos, por el alto costo de la vivienda y la educación.

En una encuesta del mismo diario estadounidense en redes sociales, revela que más de la mitad de los jóvenes creen que “la humanidad está condenada” y “el futuro es aterrador”.

El descenso del índice del índice de natalidad parece dar la razón al evidente movimiento antinatalista, y series como “True Detective” han retomado el tema.

En Corea del Sur, hay mujeres que se adhieren a los “cuatro noes”: no a las citas, no al sexo, no al matrimonio y no a la crianza

Mientras el gobierno intenta desesperadamente persuadir a las mujeres para que despierten su instinto maternal.

En 2020, en Corea las muertes superaron al número de nacimientos.

Miguel Steiner, filósofo y autor de “El antinatalista”, cree que los que rechazan procrear cuentan con muchas referencias intelectuales como: Thomas Ligotti con “La conspiración contra la especie humana”, Julio Cabrera con su “Ética negativa”, Corinne Maier con No Kids, entre otros.

Una organización con múltiples seguidores en EE.UU,  llamada “Movimiento de Extinción Humana Voluntaria”, cree que lo mejor que los seres humanos podrían hacer para ayudar a la Tierra es dejar de tener hijos, o en su defecto adoptar.

David Benatar, director de la escuela de Filosofía de la Universidad de Ciudad de El Cabo, opina que “reproducirse es intrínsecamente cruel e irresponsable”, porque a cualquiera podría ocurrirle un destino horrible y la vida está “impregnada de maldad”.

Los antinatalistas no detestan a los niños, sino dicen que los quieren tanto que prefieren no traerlos al mundo para evitar hacerlos sufrir.

(Con información de La Vanguardia)