Una banda sonora, vende mejor

Redacción/CDMX

Morteza Habolhazani, experto en marketing revela cómo eligen las empresas la música adecuada para su producto, y por qué este es un ingrediente tan valioso en su misión de hacer que una persona consuma.

La música nos rodea y nos acompaña en nuestra vida diaria.

Puede ser escuchada en las diferentes actividades que desarrollamos en la cotidianidad o simplemente para relajarnos, además, es una forma de arte accesible y popular que nos acompaña en todo momento.

Hace algún tiempo que los anunciantes entendieron, el poder emocional de la música y cómo puede ayudar para vendernos cosas.

Así, la industria ha gastado mucho tiempo y dinero, en asegurar la banda sonora adecuada para los anuncios en un intento por aumentar las ventas.

Por ejemplo, Microsoft pagó tres millones de dólares para utilizar Star Me Up de los Rolling Stones para el lanzamiento de Windows 95.

Entonces: ¿cómo eligen las empresas la música adecuada para su producto? ¿Y por qué es un ingrediente tan valioso en la misión de hacernos consumir?

Las investigaciones sugieren que de la música -como forma de arte-, mejora la ciencia de la venta.

Otra investigación sugiere que el elemento musical, aquel que coincide con el mensaje principal de un anuncio tiene un efecto positivo en la participación del consumidor.

Esta alineación es conocida como «congruencia musical» y puede resultar con una mayor atención, con una respuesta emocional positiva y en un mejor recuerdo de la marca y esto último mejora la eficacia de un anuncio.

En la medida en que la música suscita recuerdos emocionales (“indicalidad musical”) en los anuncios crea asociaciones con las experiencias pasadas de los consumidores.

El uso de música popular en la publicidad también puede provocar discusiones en torno a las tensiones entre el esfuerzo artístico y el comercialismo.

Los anunciantes deben tener una cuidadosa elección de la música para sus productos y así, poder atraer clientes, aumentar las ventas y favorecer la lealtad a la marca, caso contrario de una elección incorrecta.

La música también tiene la virtud de inflitrarse en la mente, por ello es difícil sacarse de la cabeza algunos jingles.

Pero la exposición repetitiva e involuntaria puede tornarse molesta.

(Con información  de El Sol de México)