Redacción/CDMX
A pesar de que fue construido entre el 126 y 128 d.C. la cúpula de hormigón del Panteón de Roma aún permanece en pie.
Ingenieros del Instituto Tecnológico de Massachusetts creen que la respuesta está en los pequeños minerales llamados “clastos de cal”.
Estos le darían al concreto una especie de capacidad de curación.
Sin embargo, el hallazgo de los fragmentos de cal en la mezcla de concreto antiguo siempre había sido considerado como accidental, es decir, que durante su mezcla se habían impregnado por falta de atención.
Históricamente, los expertos asumían que el ingrediente secreto en la construcción de estructuras como el Panteón tenía que ver con una sustancia llamada material puzolánico, que se deriva de la ceniza volcánica en el área de Pozzuoli, en la bahía de Nápoles.
Los arquitectos de la época, incluso enviaban al imperio romano este material para la construcción de obras cruciales.
Pero al analizar las muestras de hormigón antiguo, los investigadores observaron la presencia de clastos de cal en el interior.
Sin embargo, estos no son fáciles de hacer, pues se debe mezclar el concreto con cal a temperaturas ultraaltas para obtener un par de guarniciones de estos.
Los investigadores encontraron pruebas de una mezcla caliente en las muestras antiguas de hormigón.
Así que la alta temperatura tenía un doble beneficio, pues se obtenían estos materiales cruciales y se reducía el tiempo de fraguado de la mezcla.
Los clastos en el hormigón forman una fuente de calcio reactivo, de tal forma que si llegaran a formarse pequeñas grietas y el agua escurre por ellas, estas se llenan con una versión recristalizada de la fuente de calcio misma.
Ahora, el equipo trabaja en la comercialización de una mezcla de hormigón autorreparable.
(Con información de CNET.com)