Jean Michel Basquiat, de grafitear calles, a adornar finas galerías

Redacción/CDMX

Ya han pasado más de 30 años de la prematura muerte de Jean Michel Basquiat el artista negro más cotizado de la historia. 

Sus pinturas, que a través de trazos «primitivos» representan importantes sucesos históricos, a menudo relacionados con la cultura urbana y la realidad de la comunidad negra y latina, se venden por millones de dólares.

Por ejemplo, en 2018, su obra «Sin título» (1982), que muestra una colorida calavera pintada con gruesas líneas, fue subastada por la casa Sotheby’s por US$110,5 millones, la cifra más alta alcanzada por un artista estadounidense en aquel momento. 

Basquiat, nació el 22 de diciembre de 1960 de un padre haitiano-estadounidense y una madre de ascendencia puertorriqueña. 

Pasó de vivir en las calles a lograr el éxito sin haber asistido nunca a una escuela de arte formalmente.

Ni siquiera terminó la escuela superior.

«Diría que es uno de los artistas más famosos del planeta. Sus obras no solo son piezas de arte únicas, también tienen la capacidad de traducir los problemas y preocupaciones de la época en un sentido contemporáneo, y en un sentido histórico muy profundo», sostuvo Franklin Sirmans, director del Perez Museum de Miami en entrevista con BBC Mundo.

Su madre fue la persona que lo inspiró para que siguiera su carrera artística, después de un accidente y tras varios meses en el hospital, ella le regaló una copia del libro «Anatomía de Gray», que se convertiría en una inspiración para sus posteriores dibujos anatómicos.

«He dicho que mi madre me dio todas las cosas primarias. El arte viene de ella», dijo el propio artista sobre Matilde Andradas, en una entrevista en 1986.

Después de algunos incidentes desafortunados en su vida conoció a un compañero, Al Díaz, con quien comenzó un proyecto de grafiti al que llamaron SAMO, acrónimo de Same old shit («La misma mierda de siempre», en español).

SAMO fue más que nada arte conceptual, en el que ambos artistas escribían poemas filosóficos en las paredes de la ciudad de Nueva York.

«No tenía una galería, así que hizo de los trenes subterráneos y de las paredes al lado de las galerías de arte en en Soho y el bajo Manhattan, su propia galería», comenta Sirmans.

Fue así como el pintor comenzó una deslumbrante carrera en solitario, que tuvo su origen cuando fue invitado a participar en el Time Square Show (1980). 

Una influyente muestra colectiva curada y gestionada por los mismos artistas que en ella expusieron, y que incluyó a personalidades como Keith Haring y Jenny Holzer.

Para 1981, ya tenía shows individuales y sus piezas se vendían por miles de dólares.

A los 24 años, las obras de Basquiat ocupaban espacios en el Museo Whitney de Arte Americano, el Museo de Arte Moderno y eran adquiridas por importantes coleccionistas.

Su trabajo es tan popular en todo el mundo porque habla a diferentes clases y grupos demográficos.

Su arte, que abarca cientos de pinturas, grafismos e intervenciones de objetos, está salpicado por elementos urbanos.

Así como cargado de símbolos repetidos, como las calaveras o las coronas, de las que los historiadores ofrecen múltiples significados, y que ahora son parte de la cultura popular.

Las creaciones de Basquiat aparecen en trabajos de otros artistas, en camisetas, objetos diversos y hasta películas. 

También es referenciado en canciones de artistas contemporáneos, como los temas «BBC» de Jay Z o «That’s My Bitch» de Kanye West, por mencionar algunos.

También conoció y se hizo amigo íntimo de aquel hombre que conoció a los 17 años: Andy Warhol.

 Y en 1985 inauguraron una importante muestra conjunta, por lo que marcó el regreso de Warhol a la pintura.

Lo cierto es que también se enfrentó al complejo mundo del arte de su época, en el que era una de las pocas personas negras que había logrado tal nivel de «éxito». 

Hay quienes afirman que los distribuidores de arte le ofrecían drogas a cambio de sus pinturas y fue, incluso, llamado en una reseña la «mascota» de Andy Warhol.

Finalmente el 12 de agosto de 1988, luego de haber intentado varias veces rehabilitarse de su adicción, Basquiat fue encontrado muerto en el 54 de Great Jones Street de Nueva York. Tenía solo 27 años y así empezaba su leyenda.

(Con información de BBC News Mundo)