Foto Mircea Cartarescu

Mircea Cãrtãrescu: Para la poesía es clave la juventud

Redacción/CDMX

“Consumimos sustancias continuamente, ya vengan del cerebro o de afuera, todos somos drogadictos: cuando nos enamoramos lo hacemos bajo la influencia de una droga que emana el cerebro, cuando nos ponemos furiosos también lo hacemos bajo la influencia de sustancias químicas”.

Considera Mircea Cãrtãrescu escritor, recientemente galardonado con el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2022, en cuya ocasión comparó la poesía con el hachís.

“Yo nunca he usado drogas, no sé lo que son, tampoco he fumado nunca, ni bebo, salvo en situaciones sociales. Mi droga ha sido la literatura y creo que la literatura es una droga maravillosa que te da alas. Muchas más alas que las drogas normales y corrientes, al menos para mí ha sido suficiente droga”.

Mircea Cãrtãrescu (Bucarest, 1956) recibió en su país el Premio de la Unión de Escritores Rumanos y el Premio de la Academia Rumana, pero también ha traspasado fronteras y recibido el Premio Austriaco de Literatura Europea, Premio Leteo en España y el Premio Thomas Mann de Literatura, entre otros.

Es conocido como poeta, así como por su trilogía de novelas “Cegador” (1996, 2002, 2007), “Lulu” (1994) y la recopilación de relatos “Nostalgia” (1993). 

Después de su participación en la Feria Internacional del Libro, Cãrtãrescu respondió en entrevista con Crónica: 

 ¿Qué tan inamovible es tu postura sobre los límites de edad para escribir poesía?

“Por supuesto, siempre hay ejemplos que demuestran lo contrario, muchos poetas que han escrito muy bien hasta los 80 años, pero estas son las excepciones que confirman la regla porque la poesía es una forma de energía y esta energía es más intensa desde la adolescencia hasta a los 30 años, que lo que va a ser a partir de ahí. Por eso creo que los poetas deben darse prisa y encender la llama cuanto antes, en la juventud, cuando la fecha de caducidad todavía es válida y tus productos son todavía comestibles”.

¿El cuerpo es omnipresente para escribir poesía o hay alguna parte mística en la creación, que no dependa de las sustancias que emane nuestro cerebro?

“Pero, por supuesto, no solo el cerebro produce poesía, producimos poesía con todo el cuerpo. Y yo diría más: no solamente con todo el cuerpo, producimos poesía con todo el universo que se refleja en nosotros como en una gota de rocío. De lo contrario, producimos poesía, pero mala… porque al fin y al cabo tres cuartas partes de los libros de poesía no contienen nada de poesía”, profundiza. 

¿Cuál sería la relación de la poesía con la responsabilidad social?

“Vivimos en el mundo, estamos conectados a los problemas del mundo y porque el poeta en calidad de intelectual es una persona que forma opinión, muchas veces la gente pregunta qué opinión le merece toda clase de problemas. Yo creo que no puede haber escritor que no sepa qué responder cuando le preguntan por la guerra en Ucrania o por el calentamiento global o el problema del feminismo o el problema de la discriminación… yo creo que un poeta, pero no sólo un poeta, cualquier persona, debe tener una actitud de respuesta ante las injusticias”, continúa. 

Si en función de la época se censuran ciertos temas –como la sexualidad femenina, el uso de sustancias o temas políticos-, ¿qué se censura actualmente?

“La censura es una característica constante de todas las culturas y civilizaciones porque todos los gobiernos del mundo intentan fijar la libertad interna de las personas. Ha habido censuras religiosas, políticas, económicas y de todo tipo, no solo en sistemas totalitarios, existen en cualquier sistema político. Por eso cualquier escritor debe esperarse la censura y tiene que encontrar medios para contrarrestarla”.

“La censura procede de muchos sitios, sobre todo de los extremismos, tanto derecha, como izquierda, que intentan controlar el discurso público. El hecho de que un escritor se muestre prudente en sus afirmaciones es una prueba de que existe censura. Hoy todo el tejido social se encuentra terriblemente desgarrado, los elementos de presión son muy fuertes, es muy difícil mantenerte lúcido y mantenerte de parte de los verdaderos valores humanos. Lo peor es la aparición de la autocensura, es una cobardía interior que no tendría que estar en el mundo de las artes”. 

Finalmente resalta que se considera a sí mismo un “lector omnívoro”, que lee sobre todos los ámbitos, ya que tiene muchos hobbys y temas que le interesan. Aunque más que leer, relee.

(Con información de la Crónica )