Claudia González Sánchez/CDMX
A quién no le gustaría ser niño otra vez, es una de las etapas más divertidas e inocentes del ser humano, donde los juegos son parte fundamental del desarrollo.
La necesidad y el deseo de investigar, descubrir, experimentar es algo natural en los niños.
Las exploraciones más básicas son en realidad ejercicios creativos, en su pequeño mundo crean universos enteros, mismos que se convierten en su realidad.
La creatividad en los niños les permite ser libres y desplegar sus habilidades sin miedo y resulta una de las capacidades humanas más valiosas, nos permite expresarnos, soñar y transformar la realidad, nos permite encontrar soluciones innovadoras y evolucionar individual y colectivamente.
Justo aquí, en esta etapa tan maravillosa, surgieron algunos de los grandes artistas de la historia.
Artistas plásticos como Miguel Ángel, Picasso o Dalí; Mozart, Beethoven, Chopin, Liszt, Mendelssohn en la historia de la música clásica occidental, artistas que llegaron a completar sus primeras obras de arte antes de los 30.
En el caso de Mozart, quizá el más precoz, a la edad de cuatro años, durante un ensayo musical de su padre, consiguió tocar por primera vez el segundo violín, así aprendió a tocar solo él este instrumento y el clavecín; con tan solo cinco años ya componía obras musicales.
En la pintura también hay ejemplos de esto, Pablo Picasso empezó a pintar desde muy temprana edad.
En 1889, cuando tenía ocho años, tras una corrida de toros y bajo la dirección de su padre pintó «El picador amarillo», la que sería su primera pintura al óleo y de la que siempre se negó a separarse.
Pablo siempre tuvo una gran confianza en sí mismo y en sus dotes, su primera exposición tuvo lugar en La Coruña cuando tenía 13 años, además de publicar dibujos y caricaturas en revistas autoeditadas.
En México, también hay grandes genios que por su inteligencia y hambre de conocimiento destacaron en el arte desde muy temprana edad.
Sor Juana Inés de la Cruz, es una de ellos, su vocación literaria así como su espíritu libre y su renuencia a seguir los estereotipos marcados para las mujeres de la época, iniciaron a muy corta edad. Antes de haber cumplido los tres años, Juana de Asbaje pudo aprender a leer.
La pequeña Juana acompañaba a su hermana mayor a lecciones, interesada en aprender le dijo a la maestra que por órdenes de su madre le tenía que enseñar a ella también » … y supe leer en tan breve tiempo, que ya sabía cuando lo supo mi madre…”, escribió Sor Juana sobre este hecho.
Otro artista que conoció su vocación de niño fue Juan Soriano, conocido como “El Mozart de la pintura” debido a que desde muy temprana edad desarrolló habilidades para este arte y además para la escultura.
A los ocho años incursionó en el ámbito de la plástica y formó parte de la Escuela Taller de Artes Plásticas Evolución, encabezada por Francisco Rodríguez “Caracalla”, muralista y maestro de destacados artistas.
Soriano, es considerado uno de los artistas jaliscienses más importantes de la plástica mexicana moderna.
Estos son solo algunos de los grandes artistas que destacaron desde niños y que siguen siendo reconocidos y admirados por todos.
A través del arte los niños expresan con mayor claridad sus emociones y sentimientos, se sensibilizan, desarrollan la capacidad de disfrutar más las pequeñas cosas de la vida y ven un sin fin de oportunidades.