Redacción/CDMX
El programa de donación de cuerpos de la Facultad de Medicina de la UNAM nació en 2015.
A partir de entonces, ha sido clave para buscar cura a diversos padecimientos y, sobre todo, para preparar a futuras generaciones de médicos.
Haber desarrollado este programa para muchos debe ser difícil, Mabel Villazán está segura de dónde quiere que su cuerpo quede cuando ella muera, por ello se convirtió en donadora.
“A mi hijo no le gustó la idea, pero al final dijo: si así lo quieres, ¡adelante, mamá!”, comenta la psicóloga, al tiempo que saca de un sobre de papel kraft los papeles que la acreditan como una de las tres mil 800 personas integrantes del Programa de Donación de Cuerpos (PDC) de la UNAM.
Para Diego Pineda el responsable de este programa es importante que la gente tenga la total seguridad de donar su cuerpo en vida, esto evitará conflictos con los familiares del donante y apoyaría al avance del conocimiento.
“Siempre lo he creído: es mejor ensayar en un cadáver que con los pacientes”.
Vania Nuche también es parte de los donadores del programa, “Mi padre murió por complicaciones del cáncer, después de mucha negligencia médica, después de eso yo reafiance que es mejor que aprendan con un cuerpo que ya está inerte a un cuerpo con vida”.
Decidir donar el cuerpo no es fácil, por eso la UNAM otorga citas informativas presenciales, por vía zoom y telefónicas para aclarar cualquier duda.
“Que nos conozcan, que nos vean las caras, que sepan dónde estamos y dónde va a quedar su cuerpo es importante”, comentó Pineda.
El símbolo del programa es un árbol, mismo que para los donantes significa que su donación contribuirá a que las siguientes generaciones tengan una mejor vida y dar un granito de arena al futuro de la medicina y la ciencia.
(Con información de Crónica)